¿Estás atrapado en la trampa del ego?

¿Estás atrapado en la trampa del ego?

(Foto: Unsplash)

28/08/2020 18:12 Víctor Jiménez Actualizada 23:28
 

A veces escuchamos cosas como: “Necesito levantar mi ego” cuando en realidad lo que hay que elevar es la autoestima. Algunas personas piensan que tener un ego grande es algo bueno, cuando en realidad un ego inflado nos hace arrogantes, desagradables y falsos. Para tener bien claro qué es el ego, lee lo siguiente:

1. El ego es una actitud de sentirse superior a los demás. La comparación constante le sirve a la persona poseída por el ego para inventarse la historia de que es mejor que los demás. Generalmente basa estas conclusiones en las cosas materiales que tiene, su empleo, sus habilidades, incluso la pareja que tiene.

2. La actitud del ego es parecida a la de un niño deseoso de atención y reconocimiento que hace berrinche si no los consigue. Constantemente está en una insaciable búsqueda de validación externa, y para ello necesita tener los reflectores sobre sí mism@. Los berrinches lo pueden llevar al deseo de venganza.

3. El ego nos lleva a compararnos continuamente con los demás. Está permanentemente observando, anotando y haciendo evaluaciones y comparaciones entre sí y los otros. Es usual que la persona arrogante termine sintiéndose más poderosa o superior a los otros, pero cuando se compara hacia arriba también experimenta envidia, frustración y rabia.

4. Detrás del ego se esconde un sentimiento de inferioridad. Quien hace hasta lo imposible por aparentar que es excelente en todo en el fondo piensa que no es tan bueno. Está convencido de que tiene que demostrar a todos quién es, qué puede hacer y cuánto vale. Al ego le gusta presumir y fanfarronear: “Veme”, “Mira lo que soy capaz de hacer”, “Mira mis posesiones”, “Ve lo popular que soy”. El ego muchas veces está disfrazado de autoestima, pero es justamente lo contrario a la autoestima.

5. Un ego fuera de control nos hace sentir que somos expertos en todo, nos cuesta aceptar las equivocaciones. Cuando el ego se sale de control, es posible llegar a sentir que podemos todo y con todo. Nos cuesta aceptar que somos humanos, falibles y vulnerables.

6. El ego está convencido de que el problema son los demás, necesita sentirse mejor que ellos, ser el mejor. Una persona con un gran ego difícilmente reconoce las habilidades, capacidades y cualidades de otros. Es más, frecuentemente, para sobresalir, resalta los errores y fallas ajenos.

7. A la persona arrogante y soberbia le es imposible pedir disculpas. Para ella todo es una competencia que tiene que ganar. Disculparse, desde su punto de vista, significa perder.

8. El ego se aferra a sus ideas, rechaza cualquier idea diferente a la suya. La persona soberbia prefiere morir que aceptar que otros tienen ideas interesantes o mejor que las suyas.

9. El ego nos obliga a crearnos una falsa imagen de perfección. A la persona egoica le enfurece que alguien le haga ver sus errores o fallas, no soporta la crítica. Pero no escatima en críticas, juicios y señalamientos para los demás.

10. El ego es una imagen falsa e inflada. Las personas con grandes egos son arrogantes, manipuladores, egoístas y “siempre tienen la razón”. La persona con un ego grande te dice cómo debes ser y qué está mal en ti, por supuesto, desde su perspectiva. El ego la lleva a juzgar a los otros y criticarlos, en muchas ocasiones de manera despiadada.

Todos tenemos características del ego en mayor o menor medida. ¿Pudiste identificar alguno de los rasgos del ego en ti o en las personas que te rodean? Identificar esas actitudes en ti mismo es el primer paso para salir de la trampa del ego.

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