Coronavirus provoca ansiedad y pánico

Coronavirus provoca ansiedad y pánico

(Foto: Archivo, El Gráfico)

Vida 13/03/2020 08:57 Víctor Jiménez Actualizada 14:14
 

La noticia de un brote de coronavirus (COVID-19) provoca ansiedad, en particular en quienes ya padecen de hipocondriasis, trastorno obsesivo compulsivo de contaminación (miedo a la suciedad, los gérmenes y las enfermedades) y ansiedad generalizada (los que tienden a preocuparse en exceso por cualquier cosa). ¿Por qué se genera el pánico y se esparce como un virus?

Desconectamos el pensamiento racional. Los seres humanos somos malos para evaluar riesgos, por ejemplo, el de contagio por COVID-19. La forma en que interpretamos el peligro depende en gran medida de la información que recibimos acerca de éste. Tendemos a evaluar los riesgos llevados por nuestras emociones más que por el análisis lógico y el pensamiento racional. Cuando reaccionamos llevados por nuestras emociones, la parte racional de nuestro cerebro se “desconecta” y entramos en pánico.

Lo desconocido nos aterra. El problema es la incertidumbre, pues ésta genera ansiedad. Y las personas propensas a la ansiedad tienden a dar por hecho el peor escenario. La reacción al coronavirus es parecida a la que se vivió con otras epidemias como la del SARS o la del VIH en los 80. El miedo es producto del desconocimiento de un virus cuando recién aparece: ¿De dónde surgió? ¿Se podrá descubrir una vacuna? ¿El brote empeorará o mejorará, y si es así, cuándo? Como en una película de terror, el momento de mayor temor es antes de que el monstruo se haga visible, conocido. Tememos a lo desconocido.

¿Cómo manejar la ansiedad?  Infórmate en fuentes confiables. Cuestiona, céntrate en lo objetivo. Pregúntate: “¿Qué evidencia hay de que la situación es controlable?” Quizás que en brotes anteriores de virus desconocidos se ha podido detener la epidemia a nivel nacional y mundial. Pregúntate: “¿Hay evidencia de que mueren todas las personas infectadas con el virus?” El hecho es que un porcentaje muy alto de personas infectadas se recuperan.

Cuestiona tus reacciones de pánico. Pregúntate: “¿Pensar en el peor escenario me ayuda a sentirme mejor?” Muy probablemente no. O “¿Entrar en pánico y angustiarme va a fortalecer mi sistema inmunológico para defenderme mejor del virus? Todo lo contrario, entrar en un estado constante de estrés debilita el sistema de defensas de tu cuerpo.

Evitar checar las noticias constantemente. Tómate un descanso de tanto en tanto. Desactiva las notificaciones en el teléfono. El conteo de muertes genera histeria colectiva. La influenza provoca anualmente entre 15 mil y 18 mil muertes, y no entras en pánico por este hecho.

Evita exagerar precauciones: “Me lavo las manos tanto que a veces me sangran por la resequedad”, escribió una mujer en Twitter; evitación de actividades o lugares; desconfianza exagerada del entorno y las personas. Estas medidas extremas sólo crearán un círculo vicioso de temor y empeorarán la ansiedad.

Enfócate en lo que está bajo tu control. Lo que no está bajo nuestro control, como el esparcimiento del virus, provoca una gran ansiedad. Pero hay muchas cosas que están en bajo tu control: lavado de manos, evitar tocar los ojos y la boca, toser y estornudar en la parte interna del codo, permanecer en casa si estás enfermo y evitar el contacto físico con personas enfermas. Haz lo que está en tus manos y luego suelta la preocupación, sigue con tu vida normal.

Enfócate en lo positivo. La incertidumbre está entre el peor y el mejor escenario. Cierto es que lo peor puede suceder, pero también es verdad que podría suceder algo muy bueno, como que se logre controlar la epidemia. Céntrate en la esperanza y reconoce tus habilidades para enfrentar las enfermedades.

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