Daniel y Miranda habían hablado de terminar su relación de 10 años, pero cada vez que querían ver cómo iban a quedar para cubrir sus obligaciones para con sus tres pequeños hijos, acababan en pleito.

Una tarde, camino a casa, Miranda encontró un cartel del Centro de Justicia Alternativa del Poder Judicial de la Ciudad de México, en el que leyó que ofrece servicio gratuito de mediación familiar. Ahí, los padres que desean acordar la guarda y custodia, pensión alimenticia, régimen de visitas y convivencias, pueden ser guiados para llegar a acuerdos.

Ella de inmediato le propuso a Daniel que fueran. Como ya eran muchos los problemas y también las ganas de solucionarlos, él aceptó. Ya en el Centro, ingresaron a una sesión de premediación. La mediadora que los recibió escuchó las preocupaciones de ambos con respecto a sus hijos al separarse.

Luego de conocer cómo funciona la mediación, Daniel y Miranda agendaron su primera sesión, en ella hablaron de los posibles escenarios de la separación y buscaron opciones para no afectar a los niños. Tras varias sesiones, acordaron una solución viable y acorde a sus posibilidades. Con la mediación establecieron un convenio sobre quién cuidaría a los hijos, en qué domicilio, quién los visitaría y conviviría en fines de semana y cómo se distribuirían las vacaciones, con el compromiso de colaborar en tareas escolares; además, definieron cuánto dinero aportarían para la manutención de los tres niños.

Así concluyó la mediación: una familia pacíficamente reconstruida y un convenio con valor de cosa juzgada, que contiene las obligaciones claras de padres, en la que no se necesitó un juez ni un abogado, y que no generó gasto.

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