Desea que el juicio se resuelva pronto
Diez años de infierno
La mujer fue víctima de agresión psicológica, además de que le privaron el derecho de ver a su hija
(Foto: Guillermo Gónzalez)
Domingo Valdez
Eugenia Morales ha aguantado un década de violencia física y psicológica por parte del padre de su hija, a quien no puede ver porque su progenitor un día se quedó con ella. Eugenia es lesbiana, y en los últimos meses ha visto a su hija apenas unos minutos, esperando que su juicio de divorcio y custodia de la menor se resuelva pronto para volver a tener a su hija en sus brazos.
De 28 años de edad, optometrista de profesión y originaria de la Ciudad de México, narra que quedó embarazada a las 16 años, se casó en mayo de 2007, y hace dos meses, aproximadamente, decidió divorciarse formalmente del padre de su hija.
Señala que él sabía de su preferencia sexual, pero aún procrearon a Luna, aunque realmente nunca tuvieron una vida de matrimonio, pues a los dos meses de que nació la menor, se mudó a Querétaro de la Ciudad de México, donde vivían, por cuestiones de trabajo.
Asiste a terapia. Recurrió a interrumpir su embarazo en la Ciudad de México, en 2010. Posteriormente acudió a tomar terapia, junto con su hija, para que ambas pudieran recuperar la confianza.
Apunta que sólo fueron alrededor de tres meses los que vivieron juntos en Querétaro, pues posteriormente ella buscó una vivienda y consiguió empleo.
Afirma que en la Ciudad de México acudió al Instituto de las Mujeres de la capital, donde sólo le dieron asesoría legal.