doctores salvaron la mano de su hijo

Agradecida de Querétaro irá a la Basílica; pedirá por su familia

Vendedora de fruta cada año visita a la Virgen Morena para pedir por sus familiares

César Gómez, El Gráfico

César Gómez, El Gráfico

Querétaro 06/07/2017 22:01 Redacción Actualizada 22:03
 

Domingo Valdez

Alicia Sánchez tiene mucho que agradecer a la Virgen de Guadalupe. La primera vez que visitó el Templo del Tepeyac a pie fue para cumplir una manda, pues uno de sus hijos tuvo un accidente y corría el riesgo de perder la mano; tiempo después éste salvó su extremidad.

A partir de entonces participa en la tradicional peregrinación queretana, sólo en una ocasión no asistió a causa de una enfermedad. “Es muy hermoso participar ese camino”, dice la mujer que por una semana deja de laborar en su puesto de fruta.

Alicia pela pepinos, sandía y mangos con facilidad. Los años de experiencia en la venta de cocteles de fruta le ha dado la habilidad para platicar y realizar su trabajo con sencillez. Poco a poco llena los vasos que vende a 15 pesos afuera de un kínder.

A pesar de que terminan las clases, ella no deja de vender, “pues la chuleta no llega sola”, dice. Sin embargo, una semana al año se ausenta de su comercio, en el cual ha trabajado durante casi tres décadas para estar presente en la peregrinación al Tepeyac.

Desde hace poco más de 20 años comenzó a participar la andanza. “Anduve en todo San Juan del Río buscando quién atendiera a mi hijo, mi última opción fue en el Seguro Social. Salí llorando y un doctor me preguntó por qué lloraba, le expliqué la razón y me preguntó quién no había querido atender a mi hijo; le expliqué que le negaron la atención porque no contaba con seguro social. 

“Fue entonces que el doctor Javier Mandujano me aseguró que lo iba a curar sin cobrar. Le prometí a la Virgen que si no le ‘cortaban’ su manita iba a participar en la peregrinación, y cuando mi hijo cumpliera 12 años lo iba a mandar solo hasta México y así fue. No le mocharon su mano, le quedó muy bien. Cuando cumplió 12 años lo mandé a México caminando”, narra.

El padre del menor lo alcanzó, y al siguiente año ella volvió a participar en la peregrinación anual de la Diócesis de Querétaro.

La única preparación que realiza para la travesía de una semana rumbo a la Basílica es “con unos buenos centavos”, pero físicamente no, pues está todo el día de pie.

“Para ese camino se tiene que ir preparado de aquí [señala su pecho] con el corazón, y la idea de ir a ver a la Virgen, para darle las gracias por todo lo que nos ha socorrido durante todo el año, porque sin ella no somos nada”, indica.

Alicia confiesa que no será muy católica, pero tiene fe. Se define como cualquier persona, que en un momento cae, y en otros está de pie, pero ve a la Guadalupana como una fortaleza para salir adelante de los problemas de la vida.

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