Ser de barrio, dominar el lenguaje del “ya te la sabes”, “si ya conoces al mago, porque te sorprende el truco”, le sirvió a Javier, a quien le llaman el “Roñas”, para parar en seco a dos malandros que pretendían robarlo.
“Pero nel, a mí pa’ que me sorprendan está bien cabral. Ésos cábulas se me treparon en la Agrícola Oriental y que los llevara a la Romero Rubio.
“Todo marchaba en santa paz, hasta que, al dar vuelta al aeropuerto, uno de ellos, con la voz temblorosa, me dijo: ‘Ya valiste madres, date la vuelta a la derecha’ y lo hice, el otro sólo me miraba y de volada me liqué que eran novatos.
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“Así que como siempre traigo al cebollero que me libra de todo mal, cuando frené, apagué el coche, me salí y que les digo: ‘bájense hijos de la chingada’ y lo hicieron cagados de miedo, pinches raterillos, y que los tiro al piso donde me los agasajé a patadas.
“Los dos estaban llorando, hasta que la gente se acertó y me reclamaron, pero cuando les dije que me querían dar baje con la cuenta, les fue como en feria. Cuando se escuchó una sirena, me subí al taxi, la gente se fue, pero había sido una falsa alarma, era una ambulancia.
“Yo evité el atraco porque soy de barrio, de la Pensil, y pues ya me la sé, por eso siempre ando a las vivas y con el cebollero listo”, concluye el “Roñas”.