Opinión

El ‘amargo’ mezcal de Joan

Gil Barrera

OPINIÓN 17/07/2022 22:00 Gil Barrera Actualizada 22:00

Se presentó con bombo y platillo el mezcal Joan Sebastian, un proyecto que —según algunos de los hijos del de Juliantla— busca perpetuar el nombre de uno de los grandes autores que ha dado nuestro país.
Según me comentan, este proyecto  no fue bien recibido por algunos de los herederos, pues si bien no es ningún delito beber, quieren que el autor sea recordado por cosas más familiares y trascienda en las nuevas generaciones por su acervo musical.
De ahí que entre los herederos hay un pacto para ser más selectivos con el uso de la marca Joan Sebastian, y que lo único que aceptarán   son alianzas con empresas que no ensucien lo construido por el ídolo.
LA SEMANA pasada falleció Javier Rivera, un importante empresario artístico, quien junto a Arnulfo ‘El Gordo’ Delgado abrieron un camino importante para la música regional mexicana en Estados Unidos.
Don Javier tuvo entre sus múltiples éxitos lanzamientos de estrellas como Vicente Fernández, con quien trabajó varias décadas y lo vio crecer en su época dorada. Conoció muchos secretos del cantante incluyendo cuánto tenía en sus cuentas de banco y lo que ocurría en los camerinos.
Uno de los capítulos más duros en su vida, fue el asesinato de Sergio Gómez, líder de K-Paz de la Sierra, pues Javier fue una de las tres personas que ‘levantaron’ el día del secuestro, siendo el primero en quedar en libertad por su avanzada edad.
Pieza irreemplazable del espectáculo que, hasta hoy, no tiene ‘gallo’ que le suceda.
DE ACUERDO a las autoridades sanitarias, los contagios de Covid están una vez más al alza; por ello, varios publirrelacionistas atendiendo esa responsabilidad deberían pedir que los reporteros que viajen con ellos a las coberturas, se hagan una prueba o si tienen algún síntoma, se abstengan de aceptar los viajes para hacer las coberturas.
Hace unas semanas, una reportera viajó a Chicago para traer una nota de ocho y lo único que logró fue meterles un susto a todos los reporteros con quien compartió el viaje, pues a pesar de ir con una ‘gripita’, fue hasta su regreso cuando confirmó que era positiva.
Afortunadamente, no pasó a mayores, pero el afán de que el publirrelacionista impacte a su patrón por el nutrido número de periodistas que lleva, no les da derecho de arriesgar a nadie, incluyendo a la reportera quien también, más allá del acto inconsciente, incurre en el Delito de Peligro de Contagio establecido el código Penal para la Ciudad de México. Nos leemos la próxima, aquí donde quizá hablemos de ti.

 

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