Opinión

Aprende a hablar con tu ser amado frente a su ofrenda de Día de Muertos

Víctor Jiménez

OPINIÓN 29/10/2021 17:39 Víctor Jiménez Actualizada 17:39

A algunos les parecerá extraño, otros creerán que es una locura y a otros les parecerá lo más normal del mundo. 

Se trata de hablar con un ser querido que ha fallecido, algo que se hace frente a la fotografía de quien han perdido. 

Tanatólogos, terapeutas y consejeros en grupos de apoyo recomiendan hablar con la persona fallecida. Se puede conversar en voz alta o en silencio, mentalmente. 

¿Por qué se recomienda esta práctica? Por los beneficios que puede traer. Una buena oportunidad para hablar con los fallecidos es el momento de poner la ofrenda de muertos. 

A continuación, hay algunas buenas razones que da el Dr. Lou LaGrand para hacer esta práctica:

Puede ser reconfortante y darte alivio. Sobre todo para quienes han perdido a alguien recientemente, hablar con ellos puede aligerar la carga emocional y ayudar a aceptar la ausencia física de la persona amada. Cuando un ser querido muere, pueden quedar cosas sin decir, emociones y experiencias que se desea compartir. Reconforta sentir, a través de la conversación, que sigue estando cerca de nosotros. 

Ayuda a adaptarse. Tener una conversación, aun cuando es imaginaria, con quien ha fallecido, puede motivarnos a lidiar con una situación difícil, por ejemplo el duelo. Podemos incluso pedirle ayuda o ideas para solucionar un problema. La respuesta viene de nuestra propia intuición a través de la imagen de quien hemos perdido. Puede ser de gran ayuda tan solo imaginar lo que respondería a la pregunta que hacemos. 

Demuestra amor a pesar de la separación. Hablar en voz alta o en silencio con el ser querido es una forma de recordarnos que el amor nunca muere, que seguiremos estando relacionados a pesar de su muerte. También es una forma de recordarnos que permanece en nuestra mente y nuestro corazón. Al tener esta conversación, nos puede ayudar poner una o las dos manos sobre el corazón para conectarnos con nuestra conciencia amorosa. 

Facilita la expresión emocional. Para quienes encuentran dificultad al expresar sus emociones, ésta puede ser una forma privada y discreta de hacerlo. Es saludable permitirse sentir y expresar las emociones que surgen con el duelo y la pérdida. Una buena forma de procesar las emociones es hablando, sin importar si sólo se habla con la imagen mental que se tiene de la persona fallecida o con su fotografía. 

Reduce la sensación de soledad y aislamiento. Al perder a una persona querida, también se pierde a la persona que más nos apoyaba, al confidente o a la única compañía afectuosa. Poco a poco, hablar con ella puede ayudar a reducir la soledad. Saber que siempre hay alguien que nos está acompañando y/o cuidando puede darnos fortaleza para seguir adelante. Algunos consideran a quien murió como una especie de ángel guardián que los guía y protege. 

Brinda una sensación de paz. A algunos les tranquiliza decirle a su ser querido fallecido lo que van viviendo día a día, o lo que ha sucedido recientemente. Muchos viudos recurren a esta práctica, sobre todo por las noches, o cuando necesitan compañía. La persona fallecida puede convertirse en la voz de la razón y la ecuanimidad, que se puede consultar cuando la vida les presenta retos y dificultades. 

Quien habla con su ser querido en voz alta comprende que ya no está en este plano físico, y aun así obtiene fuerza de la relación. También es un signo de que el doliente acepta o comienza a aceptar la muerte. 

LA FRASE

"Mi madre honraba a los muertos y constantemente se comunicaba con sus ancestros. Ella me enseñó esta práctica mística y yo seguiré sus pasos", de Thomas Moore, poeta irlandés.

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