Dosis de amor que te estremece todo el cuerpo

Sexo 27/04/2016 05:00 Srita. Velázquez Actualizada 05:00
 

Me encanta cuando suspira en mi cuello. Se pone encima de mí y comienza a besarme  desde la comisura de mis labios  hasta los hombros. 

Justo cuando extiendo mi brazo para acariciarle la espalda,  me sujeta con fuerza la muñeca y me obliga a poner las manos sobre la cama. Me dice en voz baja: Esta vez yo te voy a coger.  

Sé que no vale la pena resistirme y mejor me relajo. Recargo mi cabeza hasta el fondo de la almohada y arqueo un poco mi cuerpo cuando las puntas de sus dedos me acarician la cintura.

Su historia pasa por mi mente en cuestión de segundos: la conocí en una cena que organizaron unas amigas. Ella iba de la mano con su novia. 

Parecían muy enamoradas porque no dejaban de besarse ni de hablarse al oído. Se miraban a los ojos y ambas reían con una complicidad que me hicieron pensar que si existía el amor, ellas eran un claro ejemplo de ello. Hasta las envidié.

Me acerqué a saludarla mientras su novia bebía con algunas chicas en la sala. Llevaba una blusa verde, y aunque era de una piel blanquísima tenía unos ojos más negros que mi alma.

Apenas me miró supe que tenía que conocerla más. Qué me importaba si ya tenía pareja o si se sentía enamorada, yo sólo sabía que debía conseguir su número a toda costa.

Esa noche no pude dejar de mirarla y sabía que ella también me regalaba miradas cortas y fugaces cuando la novia se volteaba. 

Disfruté de la cena y la fiesta con mis amigas. Me la encontré en algún momento de la noche cuando me servía un caballito de tequila. Entre risas terminé convenciéndola de que se tomara uno conmigo. Las dos estábamos pasándola increíble y  no podíamos dejar de sonreírnos ni de mirarnos cada que cruzábamos en el pasillo. Yo me sentía un poco mal porque apenas llegaba con su novia, derrochaba amor por ella. Incluso alcancé a leer un "te amo" en sus labios.

Cuando la fiesta estaba a punto de terminar, su novia se metió al baño y ella se quedó esperándola en el pasillo. Obviamente no desaproveché la oportunidad y me acerqué a ella lo más rápido que pude. Después de una breve plática descubrimos que trabajamos en cosas muy similares. Eso fue una buena excusa  para pedirle su teléfono y una  aún mejor para que me lo diera. Así comenzó todo. 

De un par de mensajes pasamos a un café, de ahí a un bar y de ahí a un hotel. Ahora estábamos en mi casa, porque la semana pasada me había tocado quedarme en la suya.

Ya se nos hizo costumbre vernos sólo los miércoles por  las noches, porque ese día yo descanso y ella puede salir un poco más temprano de su trabajo (algo que su novia no sabe).

Decía que la amaba, o al menos lo solía decir, pero en ese momento tenía su cabeza metida entre mis piernas. Yo me mordía los labios para no gritar, pero quería arrancar la sábanas a pedazos.

Ella me sujetaba de la cadera con fuerza, porque no podía evitar deslizarme para atrás al tensar las piernas.

Apenas el fin de semana pasado ella fue al Vive Latino con su novia... vi sus fotos en sus redes sociales, vi que incluso tenía una foto de ambas como   fondo de pantalla en su teléfono. Vi también mensajes que iniciaban con un "amor esto...", "amor aquello...".

Ahora no importaba nada de eso porque me había volteado y llenaba mi espalda de besos. Me mordía justo sobre los hombros y la nuca mientras deslizaba un "me encantas" entre mi cabello. Ella estaba concentrada en mí y obviamente yo estaba extasiada. 

Miré de reojo  su ropa echa bulto en la orilla del cuarto y pude ver que su celular se prendía y apagaba con llamadas constantes.

Cuando terminamos, aún sin ver su celular, se quedó un rato conmigo y me dijo algo que me quitó todo el placer que había sentido minutos atrás: "La voy a dejar".

Google News - Elgrafico
Temas Relacionados
caricias besos pasión noviazgo placer sexo

Comentarios