El que no arriesga, no gana

02/12/2014 03:00 Víctor Jiménez Actualizada 03:00
 

¿QUÉ NOS paraliza? Muchos de nuestros sueños y deseos quedan sin cumplir. Una de las causas más comúnes por la que abandonamos nuestros intereses es el temor a los tropiezos. Este miedo nos paraliza y limita. Digamos que deseas acercarte afectivamente a tus padres. ¿Qué te detiene? El temor a ser rechazado. Esta idea te lleva a mantener la distancia afectiva y a frustrar tu deseo de expresión.

 La anticipación de los resultados cuando asumimos un riesgo pretende protegernos del dolor emocional. Las cosas podrían no salir como nos gustaría. Anticipas el peligro.

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