La época de la rebeldía

05/08/2014 03:00 Víctor Jiménez Actualizada 03:23
 

Gestos de fastidio, insultos, groserías, desafíos. No sólo tú tienes que lidiar con este tipo de conductas de parte de los hijos. Quizás te sirva de consuelo saberlo: no estás solo. Muchos padres día con día tienen que ingeniárselas para lidiar con los comentarios, las sonrisas burlonas y la indiferencia de sus hijos adolescentes.El especialista en el tratamiento de adolescentes difíciles, James Lehman, ha desarrollado programas de atención a los adolescentes difíciles y orientación a padres. Aquí hay algunos consejos derivados de sus ideas sobre cómo tratar con hijos adolescentes irrespetuosos:

—Debes estar consciente de que muy probablemente tu hijo adolescente tendrá conductas irrespetuosas. Lee esta guía y prepárate para ello.

—Ten en cuenta que esta forma de actuar es natural para su edad. El adolescente está en busca de su identidad e independencia.

—Guíalo para que se exprese de manera más adecuada. Por medio de su comportamiento desafiante e irrespetuoso se expresa y defiende su autonomía. Lo hace de la forma menos apropiada, pues ofende a otras personas y les falta al respeto.

—Recuerda que hacer caso omiso u oponerse a las figuras de autoridad es su reacción ante la impotencia y frustración de tener que cumplir tus reglas y expectativas.

—No permitas que te distraiga de lo verdaderamente importante: su conducta grosera o el rompimiento de las reglas en casa. Ponerse insolente, hacerse el ofendido, burlarse o torcer la boca son intentos de evitar su responsabilidad. De repente, cuando tratas de aclarar algo con el joven, te encuentras abordando un tema completamente diferente al que te querías enfocar y resolver.

—Toma en cuenta que el joven, consciente o inconscientemente, actúa de acuerdo con la siguiente premisa. “Si hago una rabieta y me porto irrespetuoso, podré eludir la tarea que mi padre me asignó”.

—No lo tomes de manera personal. Recuerda cuando tú eras adolescente. Si te lo tomas a pecho, será más difícil responder de forma efectiva. Cuando lo corrijas, concéntrate en su comportamiento agraviante, no en tus sentimientos. Evita caer en el drama.

—No corrijas todos y cada uno de sus “malos” comportamientos. El exceso de corrección engendra resentimiento. Si tu hijo nota que, sin importar lo que haga, nunca recibe reconocimiento o “nunca hace bien las cosas”, abandonará sus intentos de portarse mejor.

—Elige bien las conductas a corregir. Distingue los actos y actitudes irrespetuosas —dañinas, groseras o humillantes— de las irritantes pero no ofensivas.

—No dejes pasar las actitudes nocivas, por ejemplo, si te trata mal a ti u ofende a otras personas. Hacer caso omiso de estas conductas las refuerza, él puede llegar a pensar que son correctas.

—Los comportamientos desagradables, pero no terribles u ofensivos, no necesitan corregirse, sobe todo si el chico está cumpliendo con las reglas, por ejemplo, si cumple sus obligaciones aunque refunfuñe o gire los ojos para expresar su desacuerdo.

—Aprende a manejar las pequeñas irreverencias. Te puede ayudar tomar distancia de tu hijo para procesar y asimilar tu molestia. Analízalo, quizás tiendes a ejercer un control excesivo sobre él.

—Reconoce su buen comportamiento. Ellos responden bien a los elogios y a la retroalimentación positiva. Reaccionan con rebeldía a castigos y correcciones.

—Predica con el ejemplo. No esperes que haga lo que tú no haces. Tu hijo aprende por imitación. Respeta a tus vecinos, jefes, parientes y amigos. Enséñale que aun cuando no esté de acuerdo con alguien, puede mostrar respeto por esa persona.

—Evita frases como: “Tienes que respetarme porque soy tu madre”. El respeto no se puede forzar, te lo ganas con tus acciones diarias.

Puede tomar tiempo y esfuerzo, pero es posible conseguir que tu hijo respete lo establecido en casa, la escuela y sus otros círculos sociales. La guía anterior es un buen punto de partida para lograrlo.

Google News - Elgrafico

Comentarios