No al machismo, ¿sí al matriarcado?

LEO AGUSTO

OPINIÓN 03/04/2019 09:05 LEO AGUSTO Actualizada 09:06

Las denuncias de acoso y hostigamiento sexual hechas por mujeres que encontraron voz en el movimiento #MeToo salieron de control el pasado fin de semana, al aflorar el linchamiento contra uno de los señalados, Armando Vega Gil.

Desde la cuenta que administra la etiqueta #MeTooMúsicosMexicanos se hizo la denuncia de hostigamiento contra una menor de edad. Según la denunciante anónima esto ocurrió hace 14 años cuando el también escritor tenía 50 años.

La noche del pasado domingo, Armando Vega Gil fue denunciado y juzgado en Twitter, que se erigió como jurado de procedencia, como un tribunal del Santo Oficio. Entre los picoteos del linchamiento, Vega Gil negó dos veces el acoso, pero reconoció su machismo. Pidió públicamente perdón. 

Después pidió que no se culpara a nadie de su muerte y una soga fue la sentencia auto impuesta bajo el silencio de la madrugada.

Las administradoras de la cuenta de denuncia se burlaron de Armando, de su intención de quitarse la vida. El linchamiento no terminó ahí, una vez consumada la fatalidad, las voces más extremas del feminismo celebraron el hecho, se orinaron sobre el cadáver. No hubo respeto al duelo ni a los dolientes. Un feminismo que busca castrar al otro para colgarse la virilidad ajena tomó el micrófono y fomentó el odio. Curiosamente, algunas de las denunciantes anónimas son aguerridas adelitas de la polarización política. Lamentable. El valor de algunas agraviadas fue capitalizado por el radicalismo de nuestro tiempo. El feminismo necesita hacer una pausa y replantear: ¿buscan equidad o revancha? 

RADAR DE LO ABSURDO

Ayer, el vicecoordinador de la bancada del PRD en el Congreso local, Víctor Hugo Lobo, ‘puso el dedo en la llaga’ y condenó enérgicamente los actos de violencia que ocurrieron a las puertas del recinto de Donceles y Allende. Lobo Román lanzó un extrañamiento a la mayoría legislativa de Morena que, además de presidir la Junta de Coordinación Política, preside también la Mesa Directiva, por la extrema pasividad y la falta de sensibilidad política para atender a los comerciantes y taxistas que solicitaban una mesa de diálogo para exponer sus problemas; en lugar de escuchar sus demandas, fueron apaleados por los cuerpos de seguridad del Congreso.

BITÁCORA DE LOS ÁNGELES DEL GORDO

Hace 30 años, cuando Botellita de Jerez le ponía sabor al rock mexicano, el lenguaje y las conductas machistas eran parte de lo cotidiano y eso era lo que retrataba el grupo que formaron Armando Vega Gil, Sergio Arau y Francisco Barrios. Las conductas machistas, como los piropos, eran normales porque ellas no dijeron que no les gustaba o nadie las escuchó. ‘El Gordo’ sabe hoy que un piropo puede ser hostigamiento y no apareamiento, especialmente si no conoces a la piropeada. Hace algunos ayeres, ‘El Gordo’ bailaba a sus anchas “¿Tons qué, tons qué mi reina, a qué hora sales al pan?”, en las oscuras cavernas del rock chilango. 

Descansa en paz, querido Armando Vega Gil.

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