Tío agrede a su sobrina en Guerrero

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(Foto: Archivo, El Gráfico)

La roja 04/06/2019 05:18 Tanya Guerrero Actualizada 10:28
 

El 7 de diciembre de 2018, Aníbal N. invitó a Mariana -así prefiere llamarse- a una reunión con amigos de la universidad. Ante la insistencia del hombre, de 29 años, la joven, de 17, aceptó. Mariana le pidió que pasara por ella al terminar su clase de artes marciales.

Aníbal es tío de Mariana, primo de su mamá. La confianza que ella -y toda su familia- le tenían era asombrosa.  Por eso, cuando este hombre la retuvo por ocho horas para agredirla y violarla, todos se sorprendieron.

LA DROGÓ. Aníbal pasó por su sobrina al gimnasio y se encaminaron al festejo. Testigos vieron a la chica subir a la camioneta de él. En el camino, el tío le ofreció una bebida energizante que, a decir de Mariana sabía “ muy amarga”. La joven perdió la conciencia.

La familia afirma que él la llevó a una casa deshabitada, del centro de Iguala, Guerrero y ahí, presuntamente, Aníbal la mordió,  violó,  golpeó en el rostro y aún inconsciente, la volvió a violar. Presumen que intentaba matarla porque usó excesiva cantidad de droga.

Pero Mariana tiene una capacidad física por encima de lo normal. La noche que Aníbal pasó por ella, obtuvo cinta morada en Jiu-jitsu.

NO PERDIERON TIEMPO. Mariana es la menor de tres hermanas, de una familia muy unida, y fue eso lo que probablemente le salvó la vida. Como era raro que Mariana fuera a lugares sin avisar, la familia empezó a buscarla a las 21:00 horas,  porque no respondía el celular. Postearon su foto en redes sociales, llamaron a sus amigos y toda la familia salió a  buscarla, incluyendo Aníbal.

Entre las 21:00 y las 23:00 horas, las hermanas vieron que en el Face de Mariana, “alguien” le ponía “Me Divierte” a las publicaciones donde colocaron su foto, pero sabían que no era su hermana quien lo hacía porque no contestaba el celular ni mensajes. Al finalizar la  investigación, resultó que Aníbal había robado el teléfono.

En esas publicaciones de Facebook hubo personas que afirmaban haber visto a la chica cerca de la casa donde Aníbal la tenía inconsciente.

AGRESOR DISFRAZADO. Tal vez por eso el hombre decidió encontrarse con el resto de la familia para fingir buscarla.

“Mi mamá gritaba en las calles, tocaba puerta por puerta”, narra Ale, hermana de Mariana, y Aníbal lo hacía a su lado. Incluso decía: “Ay, tú aquí llorando por tu hija y seguro ella ya se fue con el novio”, cuenta Ale.

Además de trabajar como promotor de la Universidad Autónoma de Guerrero, Aníbal es periodista, algo que según la familia, ha entorpecido la investigación por  tráfico de influencias.

Esa noche, la mamá de Mariana le pidió ayuda para que informara a la policía sobre la desaparición de su hija. Él fingió hablar con un supuesto comandante  e incluso le pasó la llamada a la madre. 

VÍCTIMA ESCAPA.  Mientras la buscaban, Mariana recobró la conciencia. Despertó sin fuerza, brutalmente golpeada y vomitó. 

Como pudo, escapó. Salió y pidió a un taxista que la llevara a su casa. Incluso, en la entrevista, el chofer  afirma haber pensado que la chica estaba alcoholizada porque “apenas se le entendía”.

En la carpeta de investigación quedó plasmado que el taxista ofreció llevarla a un hospital y que Mariana contestó: “No, me acabo de escapar. Tengo  miedo, lléveme a mi casa”.

Tambaleando, entró a su casa y a sus tías les contó quién, cuándo y dónde la habían secuestrado. 

RECONOCE A VIOLADOR. Cuando los padres de Mariana -junto con Aníbal-  regresaron, ella lo señaló como responsable de secuestrarla y violarla. “Él, cínico, hacía señas con los hombros de que no era cierto”, relata Ale. Cuando Mariana dio detalles de la casa  donde la tenía retenida, la familia fue hacia allá. Mientras, Mariana ingresaba al hospital.

Aunque se inició la carpeta por abuso sexual agravado en la Fiscalía de Delitos Sexuales de Iguala, la familia afirma que se cometieron omisiones, presuntamente orquestadas por altos mandos del gobierno de Guerrero en favor del periodista.  Todas las pruebas apuntaban hacia la responsabilidad de Aníbal y la misma joven lo señaló como culpable, pero el juez determinó que no hubo más que “tocamientos”. 

Dicen además que Aníbal está a unos meses de ser exonerado y vive su proceso en libertad. “La violación de mi hermana es un  caso que los periodistas de acá, por ‘amiguismo’, no quieren publicar”, concluye Ale.

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