La joven preparatoriana asesinada a puñaladas

Ni Una Menos El Gráfico feminicidios

(Foto: Archivo El Gráfico)

La roja 26/11/2019 12:09 Tanya Guerrero Actualizada 12:09
 

Cuando Jesús “N” supo que Laura Angélica Sandoval estaba embarazada, le pidió que abortara. Se ofreció a comprarle las pastillas, le dijo que la llevaría a la Ciudad de México a practicarse un legrado, todo “por cuenta de él”. Decía que si sus papás se enteraban, le iban a quitar el dinero; pero la joven de 17 años no aceptó. 

Dos semanas antes de que diera a luz a la niña que ambos concibieron, el estudiante de Gastronomía, de 22 años, entró al departamento de Laura, la hirió a cuchilladas y, finalmente, la degolló. Tenía ocho meses y medio de embarazo y ya había decidió bautizar a su hija como “Lucía”. 

NO QUISO HACERSE RESPONSABLE

“Los papás de este sujeto no sabían de la existencia de mi hija, ni de que estaba embarazada. Él nunca quiso hacerse responsable, pero Laura nunca le pidió nada”, dice Sandra, madre de la joven.

FUE HASTA SU CASA

Fue el 22 de febrero de este año, casi al mediodía, cuando Jesús entró al departamento ubicado en el Fraccionamiento Mujeres Ilustres, en Aguascalientes, donde Laura vivía con su madre y sus dos hermanos. Los testigos afirman que se escucharon gritos de la joven y, acto seguido, Jesús salió de la casa. Cerró la puerta con sigilo, llevando consigo una chamarra manchada de sangre. Dicen que tenía las manos ensangrentadas también. 

LO AGARRA DUEÑO DE TALLER

El dueño de un taller mecánico que está abajo del departamento de Laura lo vio y le preguntó qué había hecho y Jesús tiró el arma, un cuchillo mondador, y huyó. 

“El del taller mecánico subió a uno de los coches que estaba reparando para perseguirlo, se fueron en sentido contrario hasta que lo agarraron”, dice Sandra, quien diez minutos después recibió una llamada a su trabajo de la encargada de la farmacia, quien le decía que fuera a su casa porque algo le había pasado a su hija.

Cuando llegó, nadie, ni los vecinos ni la policía, quisieron decirle nada. Pensó que el parto de Laura se había adelantado. Se enteró de que su hija había sido asesinada cuando una desconocida se acercó y le dijo: “Ya agarraron al tipo que mató a tu hija”. A Sandra, el mundo se le vino encima. 

DEGOLLADA

La joven estudiante de preparatoria presentaba seis heridas punzocortantes: tres en los brazos, provocadas cuando presuntamente se defendió del hombre, dos en el pecho, dos en la cabeza y un corte mortal de siete centímetros en el cuello. 

Jesús, estudiante de la Universidad Cuauhtémoc, que daba clases de Gastronomía, hoy está en prisión preventiva en el Cereso Aguascalientes y se reservó su derecho a declarar. 

En el lugar del crimen, hallaron 35 indicios de su culpabilidad, pero su defensa ha interpuesto amparo tras amparo, haciendo cada vez más lento el proceso de investigación que culmina el 2 de diciembre.

Lo último que solicitaron fue un peritaje psicológico aludiendo “locura” en el acusado de feminicidio y aborto doloso. Lo último que Sandra le dijo a su hija antes de irse a trabajar ese día, fue que se verían más tarde “para comer tacos”. Le tocó el vientre y la bebé se movió. 

 “Él se llevó todo. Siento mucho coraje porque no sé cuáles fueron los motivos para hacer esto. Quiero lo que todas las mamás en mi lugar: justicia”.

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