Durante años, María no supo de Francisco, quien por razones de trabajo se fue a radicar a Canadá. Como fruto de su pasado amor, nació Esteban, quien era muy pequeño cuando Francisco se mudó, por lo que, al paso del tiempo, el niño, olvidaba a su padre.
Un día, el ausente regresó a la Ciudad de México y, sin previo aviso, quiso ver a su hijo. María no estaba de acuerdo, pues él, en el tiempo que estuvo fuera, ni siquiera por error les llamó por teléfono.