Su firmeza ya me esperaba en la cama

Su firmeza ya me esperaba en la cama

(Foto: Archivo El Gráfico)

Sexo 29/09/2020 11:46 Lulú Petite Actualizada 11:47
 

Querido diario: Él estaba desnudo, al centro de la cama, sobre sábanas blancas, su miembro erecto, se levantaba como un mástil apuntando al techo. Tenía el pubis depilado, llamas en la mirada y sonrisa pervertida. 

Mientras con su mano derecha masturbaba su enorme pene, con la izquierda me invitaba a la cama.

Me quité el sostén y lo solté en la cama, avancé a gatas hasta donde él estaba. Lo relevé en el trabajo de masturbarlo sin quitarle la mirada de sus pupilas, que me observaban con lujuria. Se relamió los labios. Le besé el pecho y le mordí suavemente un pezón, mientras jalaba su sexo que estaba durísimo. Alcancé un condón y se lo puse con la boca. Se la mamé delicioso. Mientras me atragantaba con esos centímetros de erección, él acariciaba mis nalgas de modo que la punta de sus dedos llegaba a tocar mi vagina suavemente. Eso me excitó mucho.

Me incorporé y mirándolo a los ojos, me puse frente a él. Apoyando mis manitas en su pecho, me fui sentando, clavándome la enorme pieza erecta. Me dolía rico, su miembro es grande, pero resbalaba bien por las paredes de mi sexo. Me senté despacito, metiendo milímetro a milímetro ese falo duro y tibio. Gimiendo en cada tramo, suspirando entre el placer y el sufrimiento.

Cuando al fin la tuve dentro toda, él me agarró las nalgas con fuerza. Vi cómo se endurecieron los músculos de sus bíceps redondos, me cargaron con energía dirigiendo el movimiento de mi cuerpo para meterme y sacarme con furia esa enorme verga con la que me estaba taladrando y llevando al clímax.

¡Caramba! Qué placer cuando el condón se llenó de leche y dejé caer mi cuerpo sobre el suyo exhausta y extasiada.

Hasta el jueves, Lulú Petite

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