No enseñé ni el pezón y me cerraron mi Twitter
(Foto: Archivo El Gráfico)
Querido diario: Me rindo, Twitter. En los últimos meses, me has borrado ya más veces de las que el Correcaminos tiró al Coyote a algún precipicio, ¡Basta!
Ya en la última cuenta a la que le ‘diste cuello’ no anunciaba servicios. Vaya: ¡Ni siquiera un pezón enseñaba!
En una mar de videos sexuales explícitos y fotos casi ginecológicas, yo ya no pasaba de mostrar sutiles imágenes en pijama, ropa de día o, cuando mucho, lencería.
Pero ¿qué le vamos a hacer? La policía tuitera borró también esa cuenta.
La guillotina siempre al pendiente de las buenas costumbres. Igual, querido Twiter, tengo la conciencia tranquila: No mandé con mis escotes a ningún supremacista blanco a tomar el condenado Capitolio gringo, tampoco propagué teorías conspiranoides ni dije que la vacuna fuera agüita con nanochips para controlar nuestros cerebros.
No incité al odio ni a la violencia. Es más: Ya ni chichis pa’ la banda ponía.
Me cepillaron de Twiter nomás por existir.Ni modo, así es esto del Twiter. A veces estás arriba, a veces estás abajo, a veces de perrito... ah no... eso es otra onda.
El caso es que me rindo. Renuncio en Twitter al nombre Lulú Petite y a hacer anuncios sexuales.
Ya habrá otros medios para compartirte mis fotos y novedades. ¿Coger? Sigo cogiendo y sigo atendiendo a mis clientes con el mismo amor y calentura de siempre.
En internet tengo, además de la memoria de lo que he escrito para El Gráfico, mi propia página en www.lulupetite.net, donde desde hace mucho he escrito cosas y donde he subido y subiré las fotitos horny a las que estás acostumbrado.
Igual, sigo en Facebook, Instagram y, por ahí, disfrazada en Twitter, por si alguien me anda buscando… Hasta el jueves, Lulú Petite.