Mi primera mujer

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(Foto: Archivo, El Gráfico)

Sexo 11/06/2019 05:18 Lulú Petite Actualizada 09:07
 

Querido diario: ¿Alguna vez has estado con una mujer? Me preguntó alguien, entre el morbo y seducción.

—¡No! —Respondí con firmeza, como si la pregunta estuviera fuera de lugar, luego mis ojitos miraron hacia arriba, de lado, como hurgando en los recuerdos. Sé que miento. Sí he estado con mujeres. No es lo mío. Respetando las preferencias de cada quien, a mí me gustan los hombres y sé que definitivamente no podría sentir amor romántico por una mujer, pero, bueno, he experimentado. Dicen que para saber hay que probar y, vaya que he probado.

Fue cuando trabajaba en la agencia del Hada. Comenzaba en este negocio y me convenció de atender a una pareja. Vivían en un departamento espectacular de Reforma. Yo tenía 18 años.

Él, era un cincuentón con un ligero sobrepeso, muy alto y con cara de buena gente. Ella, era rubia, de veintitantos, con cierto aire centroeuropeo y cara de cabrona. Yo llegué, más bien tímida, como Caperucita, entrando al penthouse del lobo, con mis pompis perfumadas y mi dotación de condones y lubricantes en la canastita.

Pasamos a la sala. Ellos me ofrecieron de tomar. Las bebidas ayudaron a aligerar la tensión. Conversábamos, cuando ella se puso de pie y me tomó de la mano, invitándome a seguirla.

Me llevó al baño. Allí había una tina de cristal, muy bonita, ya preparada con agua tibia, burbujas, botellitas con gel de ducha, esponjas y jabones perfumados. Me tomó de la mano con delicadeza y me miró a los ojos fijamente, con esa mirada perfectamente maquillada, sus pupilas de avellana clavadas en las mías, retadora, seductora y los labios entreabiertos. Me sonrió con cierta malicia, cómplice y me dio un beso en los labios, cálido y cachondo, pero suave y sin lengua, como para que me fuera aclimatando. Suculento. Entonces comenzó a desvestirme. 

Ya de plano me estaba dedeando cuando me tuvo por completo desnuda y me metió a la tina con burbujitas, ella se metió atrás de mí y con el gel de baño y esponjas, me empezó a limpiar y me enjabonó con lentitud y destreza cada rincón de mi cuerpo desnudo. Yo temblaba de la emoción y me empecé a calentar.

Ella me acariciaba muchísmo y me tocaba delicioso, mi espalda, mis muslos, piernas, pies, mi abdomen. Llegué a orgasmos sin que siquiera me tocara entre las piernas, con el sólo roce del agua.

Cuando salimos me puso sobre la cama y me empezó a tocar con cositas, super sensual. Por placer o por trabajo, es de las veces que más orgasmos he tenido.

El marido, se mantuvo mirando, masturbándose. Hasta que ella le presumió lo empapada que me tenía. Entonces él empezó a tocarla a ella, se subió a la cama y se la cogió mientras yo miraba.

La segunda vez que experimenté con otra chica fue con una pareja en la colonia Roma, pero de esa mejor te cuento el jueves.

Hasta entonces, Lulú Petite

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