Lo puse tan 'hot' que explotó de un sentón

Querido diario:  —Acércate— Me pide desde un sillón, mientras se frota su erección visible debajo del pantalón. Sonríe y pasea su mirada pícara y lujuriosa de arriba abajo por mi cuerpo semidesnudo. Camino despacito hacia él, en lencería. Me detengo a mitad de la habitación para buscar un condón en mi bolso. Lo pongo entre mis senos.

—Acércate— repite, lamiéndose los labios, con la mirada clavada en mis senos. Acelero mis pasos y llego hasta su sillón.

—Siéntate aquí— Me pide dándose unas palmadas en sus piernas. Obedezco y él acaricia mi espalda bajando sus nudillos despacito por mi espina dorsal hasta llegar a mis nalgas, abre allí la mano y me las agarra con firmeza. En ese momento me besa el cuello mientras su otra mano comienza a acariciar mi seno redondo, hasta hacer que mi pezón salga del sostén. Yo desabotono su camisa y voy dejando un caminito de besos.

Él da un chasquido en mi espalda y el sostén resbala por mis senos, el paquetito con el condón cae en mis muslos, lo tomo y, sonriendo, me arrodillo frente a él. Él se baja la bragueta con prisa, de un jalón se arranca pantalón y bóxer y se queda sentado el sillón, con las piernas abiertas, los calcetines puestos, la camisa desabotonada y la erección enorme.

Le pongo el condón con la boca y, por un momento, pienso en seguirla chupando, pero se me antoja hacer otra cosa. Me pongo de pie y, dándole la espalda, me siento en él, clavándome en su erección despacito.

Él me abraza, me aprieta los senos y comienza a moverse, cogemos con la furia de un océano, lo siento venirse y exploto yo también en un orgasmo. ¡Delicioso!

Hasta el jueves, Lulú Petite