La tenía tremenda

(Foto: Archivo El Gráfico)

Sexo 11/12/2019 17:38 Lulú Petite Actualizada 10:28
 

Querido diario: Ramiro es un tipo interesante, de unos cincuenta y tantos años, cabello negro con algunos pincelazos grises en sus sienes y en su tupida barba y bigote. El pecho, los brazos, las piernas y el pubis también los tiene tan peludos, que no sabía si me iba a coger a un hombre o a un pastor inglés.

Apenas entré, cerró la puerta del cuarto, tomó mis manos y, mirándome a los ojos con cierta ternura, me dio un beso. No me gusta besar a hombres con barba, cuando no me pica, me hace cosquillas, pero la de él era suave, distinta. Me gustaron sus besos. Nos desnudamos y nos metimos a la cama. 

Acaricié su miembro grueso e hinchado, duro como piedra. Él siguió besándome. El miembro se le paraba más y más.

Entonces me tomó de la cintura y me colocó boca arriba, poniéndose encima mientras me daba un beso apasionado. Se empezó a contonear y sentí su pene desnudo acariciarme los muslos. La tenía tremenda.

Se puso de rodillas con sus piernas a mis costados y comenzó a besarme el cuerpo. Sus labios en mis pezones hicieron un trabajo formidable, pero nada comparado con lo que sentí cuando su boca llegó a mi clítoris. Bebía de él con una habilidad envidiable, yo me retorcía en la cama chillando de placer. Sentía su saliva mezclarse con mis jugos que él bebía mientras sus manos apretaban mis pechos y yo hundía las mías en su cabello, animándolo a seguir con lo que estaba haciéndome. Me fue imposible contener un alarido cuando el orgasmo fulminante hizo que mi cuerpo explotara. A pesar de mi grito suplicante él siguió lamiendo con tanta destreza que prolongó el placer hasta hacerlo sumamente intenso.

No me reponía de semejante orgasmo, cuando él ya se había puesto el condón y apuntaba su herramienta a mi sexo. ¡Ah! Gemí cuando me la metió de una estocada. ¡Ah, ah, ah! Seguí gritando cada que él se movía metiéndome y sacando su enorme fierro. ¡Ah, ah, ah! Gemía bien fuerte que seguramente retumbaba en todo piso. Pronto me vino un segundo orgasmo. Cuando un hombre sabe coger, qué delicia es estar en su cama.

Hasta el martes, Lulú Petite

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