Jugueteó entre mi intimidad con sus dedos traviesos

Jugueteó entre mi intimidad con sus dedos traviesos

(Foto: Archivo El Gráfico)

Sexo 01/12/2020 14:48 Lulú Petite Actualizada 14:49
 

Querido diario:  Tus manos acariciaban mi cintura, mi espalda, mis senos. Con tus dedos traviesos buscabas entre mis piernas, sobre la lencería, jugando entre mi sexo y mi ombliguito, enloqueciendo mis sentidos. Mientras tus labios bebían hambrientos de mis pezones, lamiendo, succionando, mordiendo; tus dedos recogían los jugos que me obligabas a producir. Me estremeció tu voz cuando comenzaste a darme instrucciones al oído.  

Me pusiste de pie, me quitaste la lencería y me pediste que me pusiera en cuatro. De rodillas, detrás de mí, comenzaste a lamer mi sexo. ¡Uf! Sabías encontrar cada terminal nerviosa de mi pubis para mantenerme gimiendo como poseída, mordiéndome los labios, apretando las sábanas, cerrando los ojos, aullando de placer. 

Tu cara completa estaba metida entre mis piernas. Me tenías tan a tope, que ya deseaba tenerte dentro. Te pusiste de pie y, sin decir palabra, te paraste frente a mí blandiendo tu miembro. 

Llevé mis manos entre las piernas y empecé a masturbarme, mientras te lo chupaba todo. A pesar del condón, sentía la textura de tus venas, la suavidad de tu piel, el olor de tu cuerpo, el palpitar tibio de tu herramienta pasando por mi lengua hundiéndose en mi garganta. 

Te miré a los ojos rogándote sin palabras que ya me la metieras. Te pusiste atrás de mí separaste mis nalgas y entraste a fondo. Apreté la almohada. Grité. Cada movimiento era una explosión de placer. Te sentí llenar el condón, pero no paré de moverme hasta que el orgasmo reventó también en mí; provocando espasmos en cada molécula de mi cuerpo. Caí rendida. Las piernas me temblaban, mi cara estaba roja y aún resoplaba los vestigios de un orgasmo formidable. Te invito a seguirme en Twitter: @Lulu__Petite (con doble guion bajo) 

Hasta el jueves, Lulú Petite 

 

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