He hecho el 'delicioso' con todo tipo de hombres

Querido diario: ¿Qué si me gusta mi trabajo? No sé. Me gusta ganarme el pan. Me gusta dar un buen servicio. Claro, mi trabajo es coger y eso, siempre es controvertido. Todo lo que sucede con lo que tenemos bajo los calzones lleva prejuicios y controversia. El sexo es mi trabajo y, sí, me gusta mucho.

Claro, como en todo trabajo hay días buenos y días malos. Clientes que son una maravilla, con quienes paso ratos tremendos y experimento orgasmos deliciosos, y clientes que son una pesadilla. Groseros, sucios o impertinentes. 

¿Cuántos hombres han estado en mí? No sé. Muchos: Altos, bajitos, medianos, jóvenes, viejos, pulcros, desaliñados, musculosos, delgados, gordos, velludos, lampiños. He cogido en todas las posiciones posibles y con caballeros de todas las razas, filiaciones y credos.

¿Qué no me gusta de mi trabajo? La descortesía. Clientes que, aunque vienen a un acto íntimo, no procuran lo mínimo para quedar bien. No se bañan, huelen mal, no se lavan los dientes, son gañanes, descorteses.

¿Qué es lo que sí me gusta de mi trabajo? Me encanta ver cómo se le para a un hombre. Me encanta una lengua que sabe hacer su trabajo, un hombre que se mueve con destreza en mis entrañas, que me la mete rico, me encanta sentir cuando eyaculan, me gusta ver el placer en sus sonrisas, disfruto de un hombre que huele bien, disfruto cuando llego al orgasmo, cuando él llega y, sobre todo, me fascina saber que estoy cobrando por todo esto, que muchas veces disfruto.

Pero ¿qué va de mí? Hoy voy a verte a ti. No sé a qué vienen tus preguntas por texto. Ya voy para el motel y vamos a coger delicioso, las veces que te sean posibles. Si quieres allá me preguntas lo que quieras saber de mí y te lo cuento al oído.

Hasta el martes, Lulú Petite.