Eyaculó tanto, que lo pude medir en escala Richter

Eyaculó tanto, que lo pude medir en escala Richter

(Foto: Archivo, El Gráfico)

Sexo 20/08/2020 12:31 Lulú Petite Actualizada 12:31
 

Querido diario: Apenas cerró la puerta, se acercó a mi espalda y sentí sus manos meterse por mi falda y subirla acariciando mis muslos.

—Momentito, caballero— Le dije dando un paso hacia delante. Digo, para eso son y no iba a visitarlo a una habitación de motel para hablar de cine o del clima, pero tampoco es para que se despache de ese modo.

Primero nos presentamos, rompemos el hielo, me paga y ya después, a lo que te truje.

Conversamos un poco, pero él traía una calentura tremenda. Me miraba con lujuria, incendiándole las pupilas. No me hice más del rogar y me acerqué a él ofreciéndome.

Como si así lo hubiera tenido él planeado, me giró y se puso en la misma posición del inicio, detrás de mí, volvió a meter su mano bajo mi falda, acariciando mis mulsos y acorralándome de pie contra el tocador, entonces metió sus dedos en mi tanga, acariciando con suavidad mi monte Venus depilado. Me besó el cuello y me dijo al oído cosas cachondas que terminaron por ponerme también súper excitada.

Cuando bajó mi calzón, sin quitarme el vestido, lo único que yo ya quería era que me la metiera toda. Eché la mano hacia atrás y acaricié su bulto sobre la tela del pantalón. La tenía durísima.

—Cógeme, ya— Le rogué mientras tomaba un condón de mi bolso. Lo abrí con mis dientes y se lo entregué para que se lo pusiera, apoyé mis manos en el tocador y levanté un poquito las nalgas dejándole mi sexo expuesto.

Sentí divino cuando su enorme pieza se fue abriendo espacio por mis entrañas. Apoyé fuerte mis manos en el tocador y lo sentí cogerme con furia. Se vino con tanta potencia que su eyaculación podría haberse medido en escala Richter. Fue exquisito.

Hasta el martes, Lulú Petite

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