Es muy cachondo

Es muy cachondo

(Foto: Archivo, El Gráfico)

Sexo 05/02/2020 17:44 Lulú Petite Actualizada 10:16
 

Querido diario: Apenas entré a su habitación y me lanzó a la cama. Hace meses que nos conocemos, es un hombre muy cachondo. Cuarenta y tantos años, muy alto, un poco pasado de peso, cabello negro, ojos castaños y una barba de tres días. Desde que nos conocimos me ha llamado varias veces, pero cada vez nos entendemos mejor en la cama y, en cada encuentro, se pone más cachondo.

Apenas me ve entrar y me come a besos, me desnuda de prisa, me coge con hambre, como si en metérme su miembro se le fuera la vida. Es un hombre muy, muy cachondo.

En la cama me besaba el cuello, los senos, me tocaba las nalgas. Besé su pecho y le sonreí, al ver su erección lista para complacerme. Tomé un condón y se lo di. Él mismo se lo colocó y comencé a chupársela. Él ayudaba casi cogiéndome la boca.

Tiene el pene grueso, pero no tan largo. Dejé de chupársela ya con los ojos enrojecidos y le pedí que me lo metiera. Puso una mano en mi espalda para indicarme que me inclinara hasta que mi cara estuvo contra la cama, yo me eché para atrás y él me agarró por las caderas. Con cada embestida, mis senos rebotaban; él acariciaba mi clítoris, abriéndome las puertas al más intenso placer.

Lo hacía muy bien, ambos estábamos disfrutando mucho cuando me pidió cambiar de posición. Me puso boca arriba con mis piernas en sus hombros, me levantó por las caderas y sus embestidas se volvieron cada vez más rápidas y placenteras. Se arrodilló sin sacarmela y siguió moviéndose, con mis piernas en el aire, pegando contra su clavícula en cada embestida. Sin dejar de cogerme comenzó a besarme los pies. 

No pude aguantar más y grité mientras un intenso orgasmo me recorría y mi éxtasis y provocó el suyo. Llenó el condón con un potente chorro de leche.

Se vistió y se fue. 

Hasta el martes, Lulú Petite

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