Así se usan las esposas para reventar de placer

Así se usan las esposas para reventar de placer

(Foto: Archivo El Gráfico)

Sexo 14/01/2021 13:47 Lulú Petite Actualizada 13:47
 

Querido diario: Aún me estremece recordar tus labios, tu lengua, tus manos, tu boca, tu piel. El calor de tu aliento murmurándome al oído las cosas sucias y deliciosas que ibas a hacerme. Las mil y una formas en las que pensabas cogerme, ponerme en cuatro, con las rodillas ancladas al colchón y las manos apretando duro las sábanas para sentir, en toda su profundidad, cómo inyectabas cada centímetro de tu virilidad en mi sexo empapado y hambriento.

Pero eso vino después. Primero me dejaste prepararte. Me entregaste las esposas y su única llave. Puse la llave en tu boca, vendé tus ojos, te esposé las muñecas y las atravesé en la cabecera. Con los brazos en alto y desnudo estabas a mi merced.

Comencé por hacerte cosquillas, soplé en tu pecho, lamí tu cuello, bajé por tus hombros, tus brazos, pellizqué uno de tus pezones y gemiste, puse mi mano en tu boca para callarte, mientras te mordía el otro. Mis manos bajaron por tu abdomen, me encontré el vello de tu pubis, llegué a tu sexo, estaba duro, crecido, enorme. Lo empuñé y comencé a masturbarte.

Te puse el condón con la boca y te la chupé riquísimo. Me encantaba verte gemir, oírte decir mi nombre, mientras trepaba por tu cuerpo. A horcajadas, sosteniendo tu miembro hacia mi centro, me senté en él y me clavé toda.

Cuando saqué la llave de entre tus dientes y te liberé de las esposas, entonces sí: me pusiste en cuatro, con las manos apretando duro las sábanas. Sentí entonces, en toda su profundidad, como inyectabas cada centímetro de tu virilidad en mi sexo empapado y hambriento.

Te invito a seguirme en Twitter: @Lulu__Petite (con doble guion bajo)

Hasta el martes, Lulú Petite

Google News - Elgrafico

Comentarios