Los deportistas no necesitan limosnas, sino un apoyo real

Gerardo Velázquez de León

OPINIÓN 02/08/2019 00:00 Gerardo Velázquez de León Actualizada 06:30

Resulta curioso que sea hasta casi la mitad de los Juegos Panamericanos Lima 2019 y con la buena actuación que ha tenido la delegación mexicana en Perú, que el presidente Andrés Manuel López Obrador haya reaccionado a los reclamos por la falta de apoyo de los atletas de diversas disciplinas. Y tuvo que salir de su oficina, porque de la Conade no se había visto respuesta, o por lo menos la capacidad de acercarse al titular de la Secretaría de Educación Pública —de la cual depende—, para buscar la manera de premiar a los medallistas.

Pero esta reacción presidencial tampoco es lo que parece. Luce más como una medida para quedar bien ante las reacciones de la gente en favor de los deportistas, a quienes perciben como un grupo desprotegido y al que solamente las familias apoyan, en muchos casos, arriesgando el patrimonio que tienen, ya que hay disciplinas que no son nada baratas.

Y no, los deportistas no necesitan que les den limosna, lo que requieren es que el personaje que se supone debe atender y resolver sus necesidades trabaje en un plan con el que puedan tener la preparación, alimentación, vestimenta y demás cosas que necesitan para seguir con su carrera, algo que no ocurre en nuestro país, porque para la directora de la Conade es más fácil escudarse en el ya  lugar común de “no hay más dinero” que en verdad realizar un plan —junto con el equipo interdisciplinario que se supone debe tener—, para generar recursos exclusivos para el alto rendimiento. Es decir,  opciones en las que la iniciativa privada quiera invertirle.

Por eso es entendible la desconfianza que algunos medallistas panamericanos han manifestado, a pesar del mensaje del Presidente. Tal fue el caso del gimnasta Fabián de Luna —oro en los anillos—, quien a su llegada a nuestro país se mantuvo incrédulo de lo que pueda hacer el Gobierno Federal para incrementar los apoyos, sobre todo cuando sin importar el resultado que obtuviera en Perú, este deportista ya sabía que le recortarían de manera total su beca.

Y aunque no dar premios a medallistas no es algo nuevo —se hizo en la gestión de Alfredo Castillo para los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, cuando no se hablaba de austeridad—, el problema es esa incertidumbre que las autoridades del deporte han generado en sus atletas, quienes poco a poco han dejado de confiar en su palabra, muchos de ellos sabiendo también, que hay deportistas que son más beneficiados que otros, según la cercanía que tengan con  la titular de la Conade y su núcleo de trabajo.

Hay que recordar que para Río de Janeiro 2007, la Conade otorgó 100 mil pesos  por medalla de oro, 50 mil por plata y 25 mil por bronce. En Guadalajara 2011 fueron 300 mil, 150 mil y 75 mil, respectivamente. Si esto lo hubieran establecido desde antes de los Juegos, aunque no fueran las mismas cantidades, se hubieran ahorrado duras críticas. Pero no, como les gusta arreglar las cosas cuando ya les explotaron en las manos, ahora parece que darán limosna a los deportistas, cuando lo que merecen es tener a un dirigente que realmente los apoye con planes bien detallados. 

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