Las pandillas de Morena

LEO AGUSTO

OPINIÓN 28/10/2019 07:52 LEO AGUSTO Actualizada 15:52

Lo que un día fueron tribus en el PRD, ahora se han convertido en violentas pandillas bajo las siglas de Morena. Ayer se impusieron los balazos al aire en la asamblea de Huejutla, Hidalgo, ahí donde el partido se llenó de priistas que cambiaron de barco con el hundimiento del PRItanic, pero ayer se intimidó con viejas prácticas a casi 2 mil militantes de Morena, donde se disputan 70 consejeros (huesos) estatales.

En el Estado de México fueron reventados 15 congresos distritales en territorios como Neza, Ecatepec y Los Reyes, donde el negocio del día fue la compra de votos y el puñetazo a mano limpia, como herramienta principal del diálogo entre las fuerzas internas de la Cuarta Transformación. 

La voracidad por el poder hará muy difícil que Morena pueda consolidarse como partido político, ya que no sería nada sin López Obrador, quien ya amenazó con irse del partido que fundó y al inquilino de Los Pinos le sobran ofertas de distintos partidos franquicia a su servicio, como el Verde, quien se encargaría de pastorear a los eternos acarreados. 

Morena ya logró su objetivo: llevar a la Presidencia a López Obrador y el membrete guinda con el águila juarista y el guadalupano nombre está a punto de convertirse en un partido desechable, como en su momento fue el PRD. Los líderes morenistas están peleando por castillos en el aire. Eso sí, con chacos y picahielos. 

Periscopio. Y después de los agringados desfiles de Día de Muertos, quedó una enorme cantidad de basura en el Paseo de la Reforma. Recordemos que este austero gobierno no da mantenimiento a coladeras ni pone botes de basura, porque eso es de neoliberales. Lo único que queda al ciudadano es no tirar basura en la calle. 

Radar de lo absurdo. Hace algunos meses, el Presidente estaba en contra del Gran Premio de México, ipsofacto los Attolinis, Gibranes y demás, calificaron el evento como ostentoso, clasista hasta privilegio de la “pigmentocracia”. Este fin de semana, la crema y nata del proletariado se dio cita en el autódromo de los Hermanos Rodríguez.

Ante la implacable realidad, vale la pena recordar una frase acuñada por el dramaturgo español Jacinto Benavente: los dictadores pueden reformar las leyes, pero no las costumbres. 

Bitácora de lo absurdo. El accidente automovilístico con saldo de diez personas lesionadas en Sonora, donde iban compañeros periodistas que cubren la fuente presidencial, pudo evitarse si hubieran revisado al menos las llantas del vehículo. 

López Obrador confunde la austeridad con la mala costumbre de contar chiles, al creer que no dar mantenimiento a los vehículos oficiales es “ahorro”; por lo pronto, ya ‘salió más caro el caldo que las albondigas’ y en un tema tan importante como es la salud y la integridad física de gente que estaba haciendo su trabajo y sufrió un accidente por la ineptitud de la “fuente”. Obrador advirtió ayer que no pagará los gastos de transportación de los periodistas que cubran sus giras. Con esa calidad, gratis puede ser demasiado caro. No es el transporte, es la pésima logística.

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