Las manos que mecen la UNAM

LEO AGUSTO

OPINIÓN 10/02/2020 13:19 LEO AGUSTO Actualizada 13:19

Los cismas en la máxima casa de estudios son cíclicos, apenas separados por tres o cuatro lustros entre uno y otro. Desde 1968, con el Consejo Nacional de Huelga, la UNAM ha sido sacudida por sus propios estudiantes, con la huelga como herramienta para reformar al poder y a la universidad misma, con un pliego petitorio, basado principalmente en los derechos humanos que entonces recibió la represión como respuesta. 

Pasaron 18 años, cuando en 1986 el Consejo Estudiantil Universitario se levantó en contra de la política que excluía a estudiantes de la educación superior, el “plan Carpizo”, con una simbólica victoria para el movimiento estudiantil, ya que era la primera protesta universitaria que salía a las calles después del “Halconazo” de 1971. Eso y que el CEU se convirtió en una escuela de cuadros para el PRD, muchos integrados a Morena hoy.

La huelga de 1999, con un polarizado Consejo General de Huelga, poco pudo aportar al debate público porque el contexto era electoral y uno de los objetivos de esta movilización, donde todos los partidos políticos metieron la mano, fue buscar orillar al gobierno perredista capitalino a reprimir a los estudiantes. Cosa que no sucedió; fue el propio gobierno federal el que recuperó las instalaciones universitarias de madrugada, en una operación casi quirúrgica.

Veinte años después, las aguas vuelven a agitarse en la UNAM, ahora con la exigencia de detener la violencia de género que viven las mujeres. Otra vez salieron los intereses políticos y apuntan a Morena como la mano negra que está golpeando el avispero azul y oro. El rector Enrique Graue debe salir del pasmo y atender las exigencias del feminismo y acotar a los embozados que buscan derrocarlo. 

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