En México el periodismo se ha convertido en una profesión de alto riesgo debido a los asesinatos impunes. Después de que el periodista Jorge Ramos cuestionó la estrategia de seguridad del presidente Andrés Manuel López Obrador, el oficialismo en redes sociales se lanzó al linchamiento. Ahí se rompió la desgastada relación entre el periodismo y el poder. 

El Presidente se convirtió en aquello que criticó como opositor. La mafia del poder está en Palacio Nacional.

Como en los tiempos más oscuros del PRI, los de la guerra sucia de los años 70 a 90, López Obrador amenaza desde el poder la libertad de prensa. “Dicen que Jorge Ramos es mejor periodista que ustedes, yo no creo. Ustedes son prudentes, si se pasan ya saben lo que les pasa. Pero no soy yo, es la gente”, dijo.

¿Cuál gente? La gente que está al servicio del poder en redes sociales para acallar cualquier crítica a este intento de instauración de dictadura fascista. Donde se amenaza de manera cobarde con la protección del Ejército.

López Obrador ya tiene manchadas las manos de sangre de los periodistas y activistas sociales ejecutados en este sexenio y de los que no han visto justicia por parte de la nueva administración. No es casualidad que el asesino intelectual de Manuel Buendía sea hoy un distinguido integrante de la cuarta transformación.

Al presidente le gustan los reporteros que reptan para llegar al poder, aunque de periodistas no tienen nada. Como el caso del empleado del diputado de Morena, en Guerrero, que utilizó su turno en la mañanera de Palacio Nacional para preguntar al Presidente respecto a los periodistas que van a “increparlo”. El tipo en cuestión, es chalán del diputado Benjamín González. Ante la tremenda realidad no queda otra que recordar una frase célebre de Abraham Lincoln: “Podrás engañar a todos algún tiempo, pero no podrás engañar a todos todo el tiempo”.

PERISCOPIO

El góber precioso podría convertirse en un daño colateral de la lucha en Morena. La orden de aprehensión librada en su contra por los abusos de poder cometidos contra Lydia Cacho, representa un boquete mayor en la campaña de Miguel Barbosa, y podría inclinar la balanza en favor del panista Enrique Cárdenas.

RADAR DE LO ABSURDO

El Presidente dice en su delirio matutino que el sistema de salud en México será (en un futuro indeterminado) como el sistema canadiense o el noruego, donde la atención médica no tiene costo directo para el paciente, pero se costea mediante los impuestos. Se nota que AMLO conoce de oídas dichos modelos de salud y desconoce aún más el funcionamiento del sistema de salud mexicano, ya que no parece escuchar a los cientos de médicos en paro debido a que no les han pagado su salario. La 4T ha perdido el pulso de esos 30 millones de votos que los ingenuos apostaron por un cambio “verdadero”.