La venta de lugares en la Liga MX

Gerardo Velázquez de León

OPINIÓN 10/06/2019 23:17 Gerardo Velázquez de León Actualizada 23:17

Que cambie de ciudad una franquicia de Primera División no es un buen signo de estabilidad para una Liga que pretende construir certeza ante aficionados y patrocinadores. Siempre será una mala noticia que existan equipos en bancarrota y no puedan solventar la operación.

Ese fue el caso de los Lobos BUAP, equipo al que sería una inmoralidad que lo mantuviera la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, pero resultó un estupendo negocio.

Me explico: cuando entregaron la operación ecónomica al patronato, los empresarios encabezados por Mario Mendívil se encargaron de mantener al equipo, iniciando con el pago de los 120 millones de pesos por la multa tras haber descendido, certamen al que regresan para la próxima temporada, que es en el que deportivamente tuvieron que estar desde hace un año, con la gran diferencia de que ahora el pago será para ellos, cuando se concrete la operación con el grupo de Ciudad Juárez liderado por Alejandra de la Vega.

Es decir, al patronato de los Lobos BUAP le convino económicamente haber descendido, pagar la multa y luego hacerse de una buena cantidad de millones de dólares.

También es de muy poca seriedad que no se haya hablado o autorizado esto en la Junta de Dueños del 20 de mayo, ya que un día antes —mediante un comunicado oficial— los Lobos BUAP desmintieron cualquier versión relacionada con una posible venta del equipo a inversionistas de Ciudad Juárez o cualquier otro sitio del país.

La Liga MX, desde la presidencia, tendría que explicar detalladamente qué está sucediendo en esta operación, la cual muchos no tenían ni idea que iba a darse, porque hasta mandaron a Manuel Lapuente a Cancún, cuando el equipo ya estaba vendido, mostrando pésima imagen y un descontrol absoluto, contrario a lo que pretenden dar como Liga de primera clase. Aquí, el rector Alfonso Esparza, el señor Mendívil y la Liga MX son los principales responsables de lo sucedido y traicionaron a los poblanos.

La buena noticia, en todo esto, es para los futbolistas que ahora jugarán en Primera División con el equipo de Juárez, porque tendrán la seguridad de cada mes cobrar su salario, ya que tanto Álvaro Navarro como Alejandra de la Vega son empresarios solventes y, a diferencia de las autoridades universitarias de Puebla, con alto amor y arraigo al futbol.

Algo que no han dicho aún, pero que es lógico entender, es que esa franquicia arrancará con el cociente que dejaron los Lobos BUAP, que es de 1.1471, lo cual quiere decir que está ubicada en el lugar 14 de la tabla, a cinco puntos del Atlas y siete del Guadalajara y el Querétaro, y lejos del recién ascendido Atlético San Luis y del injusto cociente que manejará el Veracruz, al que le han borrado su historial y también comenzará en cero.

Esto hace que, si llegara a reforzarse correctamente, tiene muchas posibilidades de trascender y dejar atrás los problemas de cociente.

La Semana del Futbol debería tener algo, porque —si no— sería extremadamente aburrida, y ese algo es la buena, positiva y trascendente noticia de que una ciudad golpeada por la violencia y la delincuencia tendrá futbol de Primera División, con gente capaz para manejarlo. 

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