La sorpresiva salida del presidente de Pumas

Gerardo Velázquez de León

OPINIÓN 25/10/2019 01:58 Gerardo Velázquez de León Actualizada 02:00

Se ha ido Rodrigo Ares de Parga de la presidencia de los Pumas. Su gestión fue la de la obras, no la del futbol. Fue un presidente acusado por su prepotencia, no por el buen trato con su equipo de trabajo, ni con los futbolistas, ni con el entorno que rodea a un equipo de la relevancia que tiene el que dejará al término del Apertura 2019.

Rodrigo Ares de Parga es un hombre que, apasionadamente, no cobraba un maldito centavo por fungir como presidente del patronato que lleva las riendas de los Pumas. En su equipo de trabajo, sembró varias ideas que no dieron resultado, como regresar al concepto básico de tener canteranos con extranjeros de calidad. Lucía como una gran idea, después de lo que destrozó Jorge Borja en la administración anterior, porque llevó a futbolistas de todos lados, entrenadores sin algún tipo de vínculo con la Universidad, ni —por supuesto— con los Pumas.

Lo de Borja fue terrible, pero por lo menos llegó a una final, aquella del Apertura 2015, en la que los Pumas se quedaron muy cerca de lograr el título. Fueron goleados por los Tigres en San Nicolás de los Garza, pero se repusieron en Ciudad Universitaria y obligaron a la tanda de penaltis, en la que el equipo de Ricardo Ferretti se impuso.

Ares de Parga ni siquiera alcanzó una final. Se irá sin pena ni gloria deportiva. Absolutamente nada, escasísimo el recuento que podemos hacer sobre los éxitos deportivos del equipo universitario durante esta etapa. Lo mejor fue una pelea que tuvo con el América en la parte alta de la tabla, pero terminó siendo vapuleado, humillado, goleado y verdaderamente destrozado por su acérrimo rival en una Liguilla. Porque a la afición universitaria jamás se le olvidará que las Águilas golearon a los Pumas 6-1 en la semifinal del Apertura 2018. Y de ahí no se recuperaron los Pumas, ni con David Patiño, ni con Rodrigo Ares de Parga, ni con Leandro Augusto.

Últimamente, hizo una serie de cambios veraderamente ilógicos, poniendo a Jesús Ramírez, quien tampoco tiene las bases para ser un director deportivo correcto, es más como un tipo que estaba ahí para recibir todos los golpes y críticas destinadas a Ares de Parga.

Eso sí, dejará la presidencia de los Pumas con obras, al estilo de un político, como el antiguo PRI, cuando se inauguraba un tren antes de dejar la silla presidencial, o una carretera. Así se va Rodrigo Ares de Parga, con La Cantera 2, con el hotel, con la nueva casa club, con las oficinas del entrenador; es decir, eso sí lo hizo muy bien, pero lo deportivo no le salió.

Fue muy criticado, sentenciado por sus actitudes dentro de la organización, públicamente regañando a sus colaboradores, por lo cual —obviamente— fue señalado. Era una situación de imagen pública que no convenía al rector Enrique Graue, y menos en un momento de reelección.

Ahora, hay que ver quién llega a la presidencia de los Pumas, una silla que cada vez es menos caliente, porque el equipo va más hacia abajo, ya no calienta nada, ni en el campo, ni en las oficinas, ni en la tabla, y mucho menos en sus vitrinas.  

@gvlo2008

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