En San Lorenzo Tezonco

Apañan a siete en el funeral de 'El Ojos'

En medio de un fuerte dispositivo policiaco fue sepultado en un panteón de Iztapalapa el presunto delincuente

(Foto: Juan Armando Martínez)

La roja 25/07/2017 08:00 Yara Silva Actualizada 08:05
 
Yara Silva y Erika Carpio
 
 El panteón San Lorenzo Tezonco, no hay descanso eterno. Entre tumbas y coronas, más de 200 agentes vigilan y registran a quienes asisten, o no al sepelio de Felipe de Jesús Pérez, ‘El Ojos’.
 
“Son agresivos, andan armados y están en su territorio”. Para los policías, no hace falta otro motivo para justificar su presencia  y la  del helicóptero de la SSP que resguardaba el cementerio de Iztapalapa.
 
Esa fama de provocadores y el permanecer en el rumbo del que fuera líder de narcos en Tláhuac, ha convertido el panteón en un campamento de policías.
 
Así, vigilantes y desconfiados, esperan la llegada del cortejo fúnebre de Felipe de Jesús, El Ojos. 
 
Nadie, ni los policías, ni enterradores  saben bien la hora en que arribará la comitiva. Unos a otros, por radio, por teléfono, a gritos, se informan “ya pronto llegarán”. 
 
Ese “pronto”, tarda poco más de seis horas en llegar. 
 
Quienes ahí esperan ya no se resguardan del sol, sino de la lluvia que acompaña a los primeros allegados de Felipe.
 
Son unos siete automóviles ocupados por al menos 20 hombres y mujeres que intentan pasar de frente  e ignorar a los policías que les han pedido detenerse.
 
La orden se cumple cuando una fila de agentes obliga a detener la marcha del séquito.
 
Se resisten a ser registrados. Se oponen a bajar de los coches. Golpean a los policías.
 
Los refuerzos de los agentes llegan a paso veloz para obligar a ese grupo de rijosos a ser examinados. Hurgan pantalones, chamarras, gorras, botas y hasta en ropa interior.
 
Los policías buscan y encuentran armas y balas. Son dos las que se han visto debajo de los asientos de los automóviles. Por esos dos hombres son aprehendidos. 
 
Cinco más que intentan rescatar a sus cómplices, son detenidos tras golpear a los policías.
 
Pero tras las detenciones, la calma no llega al panteón. Ahí, músicos de banda, dolientes ajenos al “Ojos”, trabajadores y curiosos, son sospechosos que merecen ser hurgados.
 
Y es que al panteón San Lorenzo “pronto llegará El Ojos”. Ahí, donde las puertas usualmente son cerradas a las cuatro de la tarde, Felipe ha hecho que permanezcan abiertas dos horas más.
 
Trabajadores, vendedores de flores, sepultureros, esperan realizar el último servicio:  Sepultar el cuerpo de Felipe de Jesús Perez Luna.
 
Poco después de la cinco de la tarde el cortejo fúnebre se acerca al cementerio.  
 
Son unas 400 personas que han recorrido a pie las calles de Tlahuac. Lo hacen detrás de la carroza del Ojos.  
 
 "¡Se ve, se siente, Felipe está presente!" corean como si fuera su héroe.  
 
Lo llevan en hombros mientras que otros cuidaban los alrededores. "Esta prohibido grabar advertían" mientras el cortejo seguía su camino. 
 
Ante la mirada de los policías, la gente de Felipe golpean y arrebatan teléfonos o cámaras que muestren la carroza que lleva el cadáver de Felipe de Jesús.
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