Dan último el “adiós” a Moni

Decenas de personas despidieron a la enfermera que falleció en la explosión de Cuajimalpa

Despiden a Mónica (Foto: El Gráfico)

La roja 06/02/2015 12:14 Actualizada 14:28
 

“Eso es todo Moni”, gritó alguien mientras pasaba por la calle el ataúd con el cuerpo de la enfermera Mónica Orta Ramírez, de 32 años, sepultada en el panteón de la colonia La Loma, en este municipio.

Familiares de Mónica estuvieron unos 15 minutos a solas con ella en la sala del domicilio de sus padres, donde fue velada, en la colonia Ferrocarrilera San Rafael, Tlalnepantla.

A las 14:00 horas, los dos hijos mayores de la mujer, de siete y ocho años, encabezaron el cortejo con la fotografía de su madre en las manos, vestida de enfermera.

Los niños, junto con su abuela Lourdes Ramírez, salieron de la casa y caminaron por una estrecha calle hasta la capilla de la Virgen de Guadalupe, que se ubica muy cerca de ahí, donde se llevó a cabo una misa de cuerpo presente.

Mónica Orta Huerta murió el martes pasado, luego de sufrir severas quemaduras por ayudar a rescatar a bebés del Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa, donde trabajaba.

“un gran ser humano”. “Eres una heroína, te amamos Moni”, escribió en una cartulina su hermana Guadalupe, pancarta colocada en el patio de la vivienda de sus padres, donde se veló a la enfermera.

“Mi hermana es un gran ser humano, es una madre, una hija, una esposa, una tía, una prima, una cuñada, una amiga, pero sobre todo es un excelente ser humano”, escribió.

Añade: “Te amo hermana. Porque sé que ahora serás amor, ese apoyo y ese ánimo que tantas veces me has dado, que puedes apoyarte en mí y además de amarte te admiro por tu valentía, por tu fuerza y por toda la lucha que estás haciendo para que estés bien. Eres la mejor hermana que alguien puede tener”.

El cariño de la gente se tradujo en aplausos, porras y música, así despidieron a Mónica Orta Ramírez. Los asistentes llevaban en sus manos rosas blancas y rojas. Su cuerpo fue sepultado en el panteón de La Loma, en este municipio.

“Era muy noble, evitaba tener problemas, nunca la vi tener problemas”, afirmó su padre Álvaro Orta Puente.

Juan Manuel Barrera, reportero.

 

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