La responsabilidad política de Morena

Martí Batres

OPINIÓN 13/08/2019 09:53 Martí Batres Actualizada 09:54

Las consignas “¡el pueblo unido, jamás será vencido!”; “¡la izquierda unida, jamás será vencida!”; “¡unidad, unidad, unidad!”, entre otras, son ya recurrentes en manifestaciones, marchas y mítines de los grandes movimientos populares, generalmente cuando éstos se encuentran en la oposición.

Pero al llegar al gobierno, estos movimientos frecuentemente se fracturan. En la lucha se unen y en el poder se dividen.

Por ello, la unidad de Morena hoy que es gobierno y mayoría legislativa, constituye un verdadero reto histórico, porque si fue fundamental para acceder al triunfo, lo es aún más para gobernar.

Históricamente, la izquierda mexicana tiende a dividirse y hasta ahora, sus complejos y contradictorios procesos de unificación han sido más bien pobres. De hecho, Morena es un mosaico de liderazgos y expresiones ideológicas muy distintas, muchos de ellos conforman al movimiento desde su creación, pero un número importante se fue adhiriendo en los últimos años.

Por esto es que confluyen en Morena muchos de los que se formaron en el nacionalismo revolucionario; los que provienen de la doctrina social del cristianismo; los que comparten las visiones del Estado de bienestar social; muchos más formados en los ideales de los movimientos sociales; quienes fueron educados en la tradición de las comunidades indígenas y muchos formados ideológicamente en los partidos políticos de la oposición de izquierda.

Hoy es fundamental que Morena encuentre la manera de unificar con eficacia todas esas formas de pensamiento para dar resultados concretos al país.

La tarea de Morena al frente de dos Poderes del Estado ha sido compleja, es previsible que en lo sucesivo se presenten mayores dificultades. A lo interno, ante las oposiciones de diverso carácter, ya sea ideológicas, políticas, económicas o mediáticas; a lo externo, por el entorno internacional y frente a la demanda social natural de resultados.

Por esta razón, frente a la cercanía de diversos eventos de renovación partidaria, es fundamental refrendar la conciencia de la prioridad unitaria.

El camino de las transformaciones de fondo que se ha emprendido y la defensa de los logros conquistados, sólo será posible en la unidad de todos los componentes de la coalición.

Y para concretar esa unidad en el tramo histórico inmediato, es indispensable el reconocimiento de la diversidad morenista en la distribución de responsabilidades, cuidando los equilibrios y la estabilidad, pero sin que ello signifique la conformación de tribus y grupos.

Por ello, el respeto al tamaño de la diversidad de este partido-movimiento debe acompañarse del respeto en las formas, en el lenguaje, en el debate, en el trato, de tal manera que no se lastime la unidad de Morena.

En una coyuntura particularmente excepcional y con una votación excepcional, la sociedad mexicana le dio un voto de confianza a Morena. Lo menos que espera es responsabilidad política. “No se vayan a dividir”, dice la gente en la calle. Hay que escucharla.

 

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