La insoportable realidad de Chivas

Gerardo Velázquez de León

OPINIÓN 10/08/2020 23:49 Gerardo Velázquez de León Actualizada 23:49

Al día siguiente que Carlos Salcido levantó la copa de campeón del Clausura 2017, empezó la caída en espiral del Guadalajara, que ha invertido más de 100 millones de dólares en refuerzos para intentar llegar de nuevo a una Liguilla.

Han pasado futbolistas de todos los estilos, niveles, precio y capacidad. Asimismo, se han ido algunos que habían funcionado.

También han desfilado directores deportivos, desde los más discretos y trabajadores hasta los más excéntricos y con exceso de protagonismo, esos que creen que —con su nombre— llevarán al equipo a donde algún día perteneció.

Llegaron Gael Sandoval, Ronaldo Cisneros, Josecarlos van Rankin, Ángel Sepúlveda, Dieter Villalpando, Alexis Vega, Guillermo Madrigal, Jesús Molina, Hiram Mier, Antonio Rodríguez, Oswaldo Alanís, Oribe Peralta, el regreso de José Juan Macías, Uriel Antuna, Antonio Briseño, José Madueña (donde va Ricardo Peláez aparece —América, Cruz Azul y ahora Chivas—) Cristian Calderón, Jesús Angulo, Alexis Peña, José Juan Vázquez, Adrián Villalobos y Ángel Zaldívar, entre otros.

Pero este fenómeno no sólo es de hace seis torneos (mismos que tienen sin clasificar), es una constante en la administración Vergara. Directores deportivos, también varios.

Desde que el club fue adquirido por la familia Vergara, en 2002: Carlos Moyano, Ivar Sisniega, Néstor de la Torre, Juan José Frangie, Pedro Sáez, Rafael Lebrija, Efraín Flores, Rafael Ortega, Johan Cruyff (qepd), Todd Beane, Marcelo Michel Leaño, Dennis te Kloese, Juan Herrero, Francisco Palencia, Rafael Puente, José Luis Higuera, Jaime Ordiales, Francisco Gabriel de Anda, Mariano Varela y Peláez.

Daniel Guzmán, Eduardo de la Torre, Hans Westerhof, Benjamín Galindo, Juan Carlos Ortega, Xavier Azkargorta, José Manuel de la Torre, Efraín Flores, Omar Arellano, Francisco Ramírez, Raúl Arias, José Luis Real, Fernando Quirarte, Ignacio Ambriz, Alberto Coyote, John van’t Schip, Carlos Bustos, Ramón Morales, Matías Almeyda, José Cardozo, Tomás Boy y Luis Fernando Tena, los técnicos.

 

Veinte jefes de oficina deportiva, 22 entrenadores, decenas de jugadores y sólo dos títulos de Liga, es el balance de 18 años con la familia Vergara. Esos son los datos duros de una organización deportiva que tiene todo menos eso: orden y proyecto.

Se emocionan por tener a un director deportivo enfermo de protagonismo y no ven hacia adentro, donde está el verdadero problema. Irán y vendrán muchos, mientras no haya un proyecto, ese que debería venir desde la oficina del dueño.

La llegada de Víctor Vucetich debería ser el parteaguas, es un entrenador que no debe dejarse presionar. Si eso no pasa desde el primer día, se irá con más penas que triunfos de un equipo que vive una insoportable realidad, por pésimos manejos y falsas promesas.

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