La Guardia Nacional

Martí Batres

OPINIÓN 12/02/2019 08:40 Martí Batres Actualizada 08:40

El tema de la Guardia Nacional es prioritario para el Presidente de la República y para la ciudadanía.Al país le urge tener seguridad y tranquilidad y, por lo tanto, necesita un cuerpo de seguridad prestigiado y respetado, que inspire confianza y percepción de protección. La Guardia Nacional puede ser ese cuerpo de seguridad que necesita el país.

La propuesta de crear la Guardia Nacional es un planeamiento nuevo. No es una propuesta para militarizar la seguridad pública, al contrario. La seguridad pública hoy está militarizada, pues sin estrategia, sin la debida protección de derechos humanos y sin una discusión jurídica profunda, hace 12 años se decidió una fuerte intervención de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad.

Ahora se propone, con esta iniciativa que se analiza en el Senado, sustituir a las Fuerzas Armadas que realizan labores de seguridad, por la Guardia Nacional. El nuevo agrupamiento sería mixto en su composición inicial, una parte civil y otra formada con las policías militar y naval, coordinado por un mando civil.

Una vez articulada la Guardia Nacional, de los casi 300 mil elementos de las Fuerzas Armadas sólo quedarían con labores de seguridad los cerca de 35 mil elementos de la Policía Militar y 2 mil de la Policía Naval; es decir, apenas un poco más del 10% de la fuerza del Ejército permanente.

La conformación plena de la Guardia Nacional permitiría lo que se ha pedido desde diversos ámbitos de la sociedad: sacar a las Fuerzas Armadas de labores de seguridad tras un periodo de transición. Así, la Guardia Nacional, lejos de ser un instrumento de militarización, sería un instrumento de desmilitarización de la seguridad pública.

Así lo confirma el Artículo Transitorio que el propio Presidente ha insistido que se incluya en la Reforma Constitucional y en el cual se propone que las Fuerzas Armadas sigan colaborando en la seguridad pública, de manera excepcional, hasta que la Guardia Nacional desarrolle su estructura, capacidades e implantación territorial.

Esta propuesta del Ejecutivo ayuda para un eventual proceso de desmilitarización de la seguridad pública y, al mismo tiempo, asegura el apoyo de las Fuerzas Armadas en regiones del país que hoy, sin la participación de la fuerza militar, quedarían prácticamente en el abismo.

Por otra parte, hay una preocupación justificada, que debe ser atendida, en relación con la necesaria protección de los derechos humanos. Algunos observadores señalan que la presencia de militares en tareas de seguridad pública se traduce necesariamente en violación a derechos humanos o represiones. Sin embargo, esta afirmación es relativa, pues muchos actos de represión que han ocurrido en nuestro país han venido de fuerzas civiles.

Es importante tener en cuenta estos elementos para no hacer juicios absolutos. En todo caso, lo que nos interesa es que, ya sea de parte de civiles o de militares, haya respeto a los derechos humanos.

No debemos olvidar que la estrategia de seguridad pública que se ha presentado por parte del gobierno federal, no se basa sólo en la creación de la Guardia Nacional. Incluye también un conjunto de temas que deben discutirse, que generarían una importante distensión en nuestra sociedad.

La existencia de la Guardia Nacional depende de la aprobación de la Reforma Constitucional. Por eso, requiere del apoyo de la mayoría de las fracciones parlamentarias representadas en el Senado. Ahora toca a los legisladores responderle al país. Necesitamos dar un paso al frente para asegurar a las familias seguridad y tranquilidad.

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