La vida en pareja no es sencilla; aunque haya amor, ponerse de acuerdo suele ser complicado y es que uno no puede pensar como el otro. Consuelo y Rafael vivieron la dificultad que implica acordar como pareja las cuestiones de familia y, ante el inminente rompimiento de su relación, con dos hijos, pensaron que era buena idea acudir a mediar su separación.

Rafael se enteró de ese mecanismo en la alcaldía Benito Juárez, en un estante del Centro de Justicia Alternativa, donde un mediador le explicó que la mediación es gratuita y se pueden alcanzar acuerdos sin abogados o juicios.

Desde la primera sesión de mediación, Consuelo y Rafael pudieron clarificar sus ideas, escucharse y abordar sus obligaciones y derechos para con sus hijos. Nunca creyeron que fuera sencillo; aunque ya traían arrastrando un desgaste emocional, se comprometieron a lograr acuerdos que beneficiaran a sus hijos y, sobre todo, eliminaran discusiones que durante ya largo rato habían amargado su existencia.

El mediador que colaboró con ellos facilitó la comunicación y contribuyó a que se centraran en diseñar una nueva dinámica familiar. Firmaron un convenio formal en el que la guarda y custodia estaría a cargo de Rafael, quien tenía la posibilidad de pasar mayor tiempo con los niños y Consuelo, que tiene un empleo mejor remunerado, pero que le absorbe muchas horas, cubriría gastos de los hijos y dedicaría sus días de descanso a la convivencia.

La pareja comprendió que el rompimiento no debía ser con sus hijos, pero decidió que ellos debían tomar un camino separado. La mediación evitó meses de juicio y, lo importante, fue que ellos decidieron cuáles eran las mejores condiciones para reorganizar la familia.

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