La bendita libertad del humor

Gil Barrera

OPINIÓN 30/12/2019 10:05 Gil Barrera Actualizada 10:05

El 11 de noviembre se cumplieron 25 años de la muerte de Jesús Martínez ‘Palillo’ un extraordinario cómico mexicano que utilizó durante años la sátira política como atractivo principal de sus espectáculos. En sus últimos años, la Carpa Tapatía, la México o el Vizcaínas fueron algunas de múltiples sus sedes; desde ahí, lanzó las consignas que el pueblo quería escuchar, verdades que a la distancia son las mismas, pero con protagonistas y montos diferentes.

Palillo fue quien puso en su lugar a los políticos, los llamó sátrapas, hijos de su pelona, esdrújulos, pulpos chupeteadores y con su particular estilo exigía tener libertad de expresión, mal vista en su época. Con amplia cultura social se daba el lujo de juzgar a tres pelones que gobernaron, y basta con decir que el presidente le caía en la punta de la coronilla o parodiar ‘Jalisco, no te rajes’ con un: “abrir todo el pecho pa echar este grito, sufragio efecto y no reelección”.

La sátira política del ex acólito tenía un discurso, contestatario, agresivo que conforme avanzaba encendía los ánimos de su público que le pedía más, y que al remate don Jesús les retaba ¿quieren que me levante en armas por cinco mil pesos?

Tras su muerte, hubo muchos comediantes que adoptaron sus chistes, pero pocos tuvieron el valor de ponerle nombre y apellido de los políticos, siendo Javier Carranza “El Costeño” quien años después le dio continuidad a este género literario. 

En su espectáculo le dedica cerca de 20 minutos a este tópico y más allá de desnudar con humor la realidad de los servidores públicos de cualquier partido político, crea un bendito ejercicio libertad de expresión y catarsis pues también charla con los inconformes y de ahí crea más chistes. 

Recientemente, ‘El Costeño’ fue víctima del paredón digital, lo destrozaron por una vieja rutina en la que juzga y expone a políticos de primer nivel. En sus redes, con ánimo polarizado recibió amenazas, escarnio de sus compañeros comediantes y vivas de su público. Javier por su oficio, dio la nota de fin de año al ser expuesto en las redes y más allá del fuerte mensaje que envía en cada show, revivió la época que acuñaron íconos como “Palillo” o Jesusa Rodríguez quienes dieron voz a un sector que quiere gritar lo que piensa, pero que está obligado a callar y sonreír; eso, para un humorista es un paso a la inmortalidad. 

Feliz 2020, nos leemos la próxima aquí donde quizá hablemos de ti. 

 

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