La audiencia en el Oscar

Gil Barrera

OPINIÓN 11/02/2020 10:33 Gil Barrera Actualizada 13:34

Al nacer la televisión, la primera víctima imaginaria que tuvo la industria fue el cine. Muchos “expertos de los medios” de los cincuentas veían como monstruo devorador a la pequeña caja que estaba en la casa. Sin embargo, fue el contenido de las películas lo que impidió que este, el que parecía era un “aterrador” oponente del mundo entretenimiento, acabara como el hermano mayor de la televisión.

La entrega 92 de los Oscar representó este 2020 en un aliado extraordinario para quienes transmitieron —por lo pronto, en nuestro país— el evento más importante de la meca del cine en el mundo. 

Tan sólo en México, la industria cinematográfica tuvo 350 millones de boletos vendidos en 2019, cifra que además de reflejar que hay público para todo, demuestra que hay un mercado cautivo en las salas cinematográficas, al que la televisión no debe dejar escapar. 

Sin importar si hay un mexicano premiado o no, las audiencias en la televisión abierta han ido en ascenso, nuestro espíritu patriota o de fanático internacional nos está dando mayores posibilidades de ser un tiro seguro para las marcas vinculadas con esa atracción. 

Más allá de las expectativas, los resultados de las entregas de los Oscar que vimos este domingo representa un estudio interesante y que no debe de pasarse por alto. 

Azteca 7, señal que ofreció la transmisión para televisión abierta, tuvo una audiencia creciente que partió desde el millón 200 mil desde el inicio del programa hasta un millón 697 mil, debajo del programa ‘Nosotros los guapos’ de Las Estrellas, que promedió 2 millones 338 mil.

Y no, no es que a la gente le guste o no el cine, lo que impacta es que se está acabando la capacidad de asombro y la forma de contar las historias; al final, todas las transmisiones son iguales, llevan un ascendente que culmina con la víctima enarbolada con un trofeo de 33 centímetros, tal cual le pasó a Bong Joon Ho, quien se veía como un triunfador solitario en la categoría de Mejor Película Extranjera, sin aspirar a más, con un “veto” en su país y bajo el brazo un guión que trastornó a una gran audiencia, que cayó cautiva con un gran trabajo. 

No fueron víctimas, se levantaron como héroes y lograron que una industria que no existe en su país, exista en Hollywood (donde hay productores maravillosos) y que fuera reconocido por primera vez, frente a figuras como Martin Scorsese. 

Hubo de todo en la entrega de los premios Oscar, los merecidos para un enigmático Joaquin Phoenix, los esperados como el de Renée Zellweger y Brad Pitt, y un homenaje merecido para un Fernando Luján que, en México, hemos olvidado. Reunió glamour, emotividad, cultura del esfuerzo. Albergó en sus transmisiones a conductores que mostraron su gran capacidad y conocimiento de la industria, como Rafa Sarmiento en TNT, o puso en el paredón digital a Ricardo Cázarez, de Azteca 7, que fue crucificado por su limitado perfil para conducir el programa; paradójicamente, Ricardo salvó cuando se presentó a Facundo, que ahora sí fue un patiño ejemplar, quien superó a todos por su limitada preparación. Nos leemos después aquí, donde quizá hablemos de ti. 

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