Ídolo sin peros

Gabriel Cruz

OPINIÓN 17/01/2020 11:52 Gabriel Cruz Actualizada 14:48

Octubre del 2019 marcó un antes y un después en la vida de La Parka, un personaje mágico, cuyo portador no soportó la batalla más dura de su carrera, cuando luego de salir seriamente lastimado de un combate en la Arena Coliseo de Monterrey, enfrentó semanas de dolor, pasó por el quirófano en dos ocasiones y regresó al hospital para dar el último suspiro.

Con La Parka se fue un esteta tradicional, alejado de los estilos que han hecho evolucionar a la lucha libre. El huesudo, quien tomó una estafeta que le cambió la vida, nunca requirió de rudezas innecesarias, y así se ganó la idolatría de las masas que en su mejor momento solía mover la Triple A por todo el país.

Era un personaje blanco, alejado de escándalos, sumergido en su trabajo y enfrentando los retos que le puso su empresa hasta convertirlo en su emblema, su estandarte.

Así que no tuvo tiempo, ni le interesó responder a los cuestionamientos sobre el personaje que otro gladiador dio a conocer. Aprendió, que las críticas eran inevitables y las supo sortear arriba del cuadrilátero, ganándose el respeto de sus compañeros que ante su muerte dejaron claro que más allá del profesional, tras el luchador había una persona buena, leal y de quien nadie podía atreverse a decir algo malo.

Esa era La Parka, tan grande en fama y poder de convocatoria, que hasta su máximo detractor, L.A Park tuvo que aceptar que nadie, ni él mismo, podrá llenar el hueco que su colega deja en la lucha libre. 

¡Buenas luchas!

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