¡Hola democracia!

Martí Batres

OPINIÓN 30/10/2018 10:08 Martí Batres Actualizada 18:08

La consulta sobre la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, impulsada por el equipo de transición del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, fue un éxito.

La participación de más de un millón de ciudadanos y su resultado muestra el gran interés que despertó el tema entre la sociedad.

Asimismo, marca un hito en la política mexicana pues si bien los presidentes electos habían hecho uso de formas de medición de la opinión pública para orientar sus primeras decisiones, nunca lo habían hecho de forma abierta, convocando a la ciudadanía y bajo el escrutinio de los medios.

También, la consulta es una muestra de la voluntad de López Obrador de cumplir sus promesas de campaña.

El resultado de la consulta es sólo la ratificación de la opinión que la gente ya había emitido el pasado 1 de julio. En la campaña, el ahora presidente electo se había manifestado contra la construcción de la terminal aérea en Texcoco y la ciudadanía ya había dado, de forma indirecta, su opinión al respecto. Por si había duda, López Obrador decidió preguntar de forma concreta a la gente. El resultado coincidió con la propuesta de campaña.

De esto se desprenden dos datos importantes para el análisis: primero que la campaña millonaria a favor del aeropuerto en Texcoco no tuvo grandes efectos en la opinión de la gente y, segundo, que la andanada de críticas al presidente electo por la consulta no hicieron mella en su poder de convocatoria.

La respuesta de los críticos de este ejercicio de democracia participativa ha resultado, en algunos momentos, excesiva. 

Cuestionaron la realización propia de la consulta. Argumentaron que la decisión del aeropuerto competía exclusivamente al presidente electo, que no tenía por qué preguntar a la ciudadanía. Es decir, cuando el debate debe girar en torno a cómo se avanza en la democracia participativa, los críticos argumentaron a favor de un gobierno cerrado.

También arguyeron sobre la supuesta ilegalidad de la consulta. No obstante, es legítimo que el presidente electo se allegue de la opinión de la gente. Es la primera vez que se hace una consulta para recoger opiniones. Sin embargo, se han hecho encuestas o consultas “en corto” a grupos específicos para apoyar las decisiones de quien está a punto de asumir la Presidencia. Pero esta es la primera vez que se critica que se tomen en cuenta las opiniones de la gente. No obstante, en este punto, el verdadero debate está en el hecho de que a pesar de que la consulta popular está contemplada en la ley, los requisitos están orientados a impedir que se pregunte la opinión de la gente. 

Finalmente, los críticos a la consulta han empujado una serie de opiniones tendientes a decir que su resultado llevará a un choque de trenes con mercados y empresarios. Nada más falso. La propia Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, consideró exageradas estas versiones. “Creo que, al contrario, México se mantiene como un país muy viable para las inversiones”.

Como vemos, la consulta permitió poner en el centro el arribo de México a la democracia participativa. Mostró que estamos en los albores de una nueva forma de gobierno y que la ciudadanía está cada vez más interesada en participar en el debate público. También colocó de nueva cuenta el centro de las decisiones en el ámbito del poder público. Y mandó la señal clara de que el cambio va de verdad. ¡Adiós viejo régimen, hola democracia!

Comentarios