Madre de familia se la rifa para reparar desperfectos en las subestaciones eléctricas

Como obra del destino, así podríamos definir la llegada de Gabriela a la electricidad. 

Madre de dos hijos, una pequeña de 11 y un bebé de 3 años de edad, sobre la marcha estudió la licenciatura en educación preescolar; sin embargo, mientras atendía una heladería, el trato amable y servicial que ofreció a un cliente del establecimiento le cambió la vida.

“Atendí a un empleado de la CFE y me habló muy bonito sobre un trabajo donde podría laborar de lunes a viernes de 8 de la mañana a 4 de la tarde y si me quedaba tiempo extra me lo iban a pagar, además de tener prestaciones. Recuerdo que me pidió mis datos y aunque se los pase, luego me iba arrepintiendo porque ni siquiera sabía si era verdad. Al mes me llamaron, justo unos días después de haber renunciado a la heladería”, recordó. 

CORTOCIRCUITO

Llegar a un ambiente laboral dominado por hombres no fue sencillo y aunque en un principio se dedicó a la limpieza, en el puesto de servicios auxiliares, las ganas de salir adelante la motivaron a alcanzar una responsabilidad mayor como electricista.

 “Ha sido complicado, al menos para estar en el área en la que me encuentro, no sé si mi actitud me ayudó a ser un poco más aventada, que cuando llegué dije: “Yo sí puedo y lo voy a hacer”. Empecé limpiando baños y obviamente no me quería quedar en esa área para siempre y quería ir por más, por lo que tenía que esforzarme, estudiar y atreverme a cubrir otras áreas”, dijo a EL GRÁFICO.

Esas ganas de crecer y darle lo mejor a su familia, la impulsaron para aceptar un trabajo al que no a todos sus compañeros les hizo gracia, ya que era poco común que una mujer realizará una labor operativa. 

“Pido mi cambio y me dicen que sólo hay vacantes en subestaciones, que es bien rudo y super pesado, es puro hombre y yo decía, ¿cómo voy a estar ahí? Confieso que sí me dio miedo, pero tuve que luchar contra ingenieros, no sólo por sus conocimientos, sino por su actitud”, explicó.

Doble función. A su rol de mamá debe agregarle la responsabilidad de atender dos áreas en la empresa, la administrativa y la operativa, en ésta última manipula algunas estructuras eléctricas que están a su alcance en las subestaciones. 

“En la zona de transmisión Valle de México somos dos mujeres las que estamos en subestación, pero yo soy la única que sale a campo, aunque puedo estar en el área administrativa como en la operativa. Me encanta más la parte técnica, porque tiene mucho más aprendizaje”. 

En septiembre próximo, cumplirá 10 años en la CFE, en todo este tiempo sus hijos han estado muy presentes debido a la peligrosidad de su actividad y aunque aún no sabe si en algún momento buscará dedicarse a otra cosa, lo primordial será tener algo que le permita estar más tiempo con su familia.

“No quiero que mis hijos me vean como la mamá que todo puede hacer, pero sí como la mujer que lucha por conseguir lo que desea. Quiero demostrarles que hay que ser fuertes cuando te quieran hacer de menos. Que no importa si no estudiaste cuando lo tenías que hacer, porque hay tiempo para todo, aunque sea complicado, no es imposible. Si lo quieres, luchas para conseguirlo”, concluyó.  

Dicen que no hay que tenerle miedo a la luz, pero sí respeto. El miedo me ha ayudado a ser precavida, la confianza provoca accidentes”.
Gabriela,Electricista.