VIVEN LA TRADICIÓN

El Pulpo Marino es homenajeado con una nueva ofrenda para su regreso a su natal Ocotepec

El Pulpo Marino es homenajeado con una nueva ofrenda para su regreso a su natal Ocotepec

(Foto: Francisco Quiroz, El Gráfico)

Historias 02/11/2021 14:57 Xavier Omaña Actualizada 14:57
 

CUERNAVACA.— La pandemia por Covid-19 se llevó a más personas este año de las que los habitantes de Ocotepec hubieran imaginado. Es por eso que estos días santos familiares decidieron recordar a sus seres queridos y continuar con la tradición de las “ofrendas nuevas”.

Estos altares se levantan en las viviendas de las personas que fallecieron durante el año, con el objetivo de celebrar su regreso, por lo que se montan sobre una mesa, donde colocan el “cuerpo” del difunto, que visten, generalmente, con ropa nueva. Asimismo, alrededor de esta figura se ponen bebidas y platillos favoritos del difunto.

Este fue el caso de los familiares de Andrés Millán, mejor conocido como “el Pulpo Marino”, quienes entre lágrimas y risas recibieron a este hombre, que en los años 80 practicaba la lucha libre y que en marzo pasado falleció por coronavirus.

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Desde la tarde del domingo, su esposa e hijas prepararon todos los platillos que le gustaban, incluso compraron una botella de mezcal, una de tequila y hasta un balero, con el que acostumbraba jugar de vez en cuando.

Convirtieron en la sala en un altar de olores y colores para que Andrés vuelva del otro mundo al que se fue en marzo pasado y vuelva a este, donde sus familiares lo extrañan, pues aunque aseguran que ya no están en luto y todo es una celebración, las lágrimas aún están presentes en sus miradas.

“Sí nos duele la ausencia, pero ya no es como cuando falleció. El día de hoy es para celebrar, para nosotros en el pueblo de Ocotepec es una tradición muy arraigada que traemos de nuestros abuelos y que se ha repetido de generación en generación”, afirmó Belem Millán, hija de “el Pulpo Marino”.

Para traerlo a casa, salieron hasta la carretera Cuernavaca-Tepoztlán y con música, así como una foto de él, caminaron hacia su vivienda, dibujando un camino de pétalos de cempasúchil para guiarlo hasta donde fue su hogar, donde sus familiares convivieron con Andrés, al ritmo del Chinelo.

Las casas con ofrendas nuevas se reconocen por un camino de flores que se extiende desde el altar hasta la banqueta. Es una forma de avisar que ahí se espera la llegada de un difunto y que la gente puede pasar, si así lo desea, para admirar la ofrenda en su honor.

De esta forma, a los visitantes se les invita a pasar y son recibidos amablemente con panes, ponche, café y tamales. A cambio de esto, las personas otorgan respeto, afecto y algunas veces llevan velas o flores para el altar, en agradecimiento a las atenciones recibidas.

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