EN ENTREVISTA

Blanca Esther prefirió cocinar que vivir en las calles de CDMX, nos comparte su historia

Blanca Esther prefirió cocinar que vivir en las calles de CDMX, nos comparte su historia

(Foto: Sergio Trejo, El Gráfico)

Historias 31/12/2021 14:39 Sergio Trejo Actualizada 14:39
 

En plena pandemia, Blanca Esther Serralde Villegas tomó una decisión que cambiaría por completo su vida, seguir soportando la violencia que vivía dentro de su núcleo familiar o salir a buscar un futuro en las peligrosas calles de la Ciudad de México.

La joven quien vivió atormentada por el demonio de la drogadicción descubrió que en su talento para cocinar estaría el ángel salvador que necesitaba para valerse por sí misma y de paso alimentar, no solo el estómago, sino el espíritu de gente que como ella lucha por salir adelante.

Con 25 años de edad, la joven comparte en entrevista con EL GRÁFICO que a un año de haber llegado a los Centros de Asistencia e Integración Social (CAIS) su proceso de aprendizaje le ha dado la oportunidad de crecer como persona, emocional y mentalmente.

Tras su paso por Coruña Jóvenes y Villa Mujeres se integró al programa Medio Camino en donde obtuvo un trabajo temporal y ayuda psicológica para tener una vida independiente.

“Aquí me siento más fuerte y capaz de hacer muchas cosas sola, he crecido mucho porque me dan mucha motivación para seguir adelante y no caes en ese estigma de que por ser mujer ya te vas a ir a desmadrar a la calle”, señaló.

Desde muy pequeña, Blanca Esther descubrió que quería ser una gran cocinera y fue gracias a una tía que descubrió los secretos de la cocina comenzando con el mole oaxaqueño que con el tiempo ha ido perfeccionando.

Amante de las enchiladas concursó por una beca para poder estudiar gastronomía, fue con éste platillo al estilo poblano que ganó el concurso y los recursos económicos para alcanzar su objetivo de aprender en el Instituto de Gastronomía México.

Actualmente trabaja cocinando en el CAIS Cuemanco, donde esta víspera de año nuevo agasajará a sus 350 usuarios con un menú especial de tres tiempos que incluye sopa fría, pollo enchilado, arroz con leche y el tradicional ponche de frutas.

"Me encanta cocinar y crear los platillos, pero sobre todo me gusta ver la reacción de la gente cuando prueban mi comida. Es una forma de expresar mi cariño por los demás", nos dice.

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