Familia Cósmica: Hoy les quiero hablar de la cocina, el primer altar del hogar. Allí donde hierve el agua, también se mueven los deseos; donde se corta una manzana, se corta una pena; donde un aroma se eleva, también se eleva el ánimo de quienes habitan la casa.
En estas fechas, cuando diciembre despierta memorias y anhelos, la cocina se convierte en un territorio sagrado.
En la tradición popular, el toloache se menciona como símbolo de atracción y hechizo. No hablamos de la planta física, sino del arquetipo: esa energía que recuerda que todo deseo tiene poder, pero también responsabilidad. El toloache encarna la sombra del amor impulsivo, el encanto que no siempre es consciente y la fuerza magnética que todos guardamos, aunque a veces olvidemos.
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Al otro extremo, aparece el ponche, la bebida cálida de las casas mexicanas, donde cada ingrediente guarda un mensaje ancestral.
La manzana sana emociones antiguas; el tejocote protege a la familia; la canela atrae buenas noticias; el piloncillo endulza relaciones; los cítricos limpian y despiertan alegrías. El ponche no embruja, bendice. No domina, repara.
Por eso digo que en la cocina conviven dos fuerzas: el toloache, como el deseo indómito, y el ponche, como el abrazo que sostiene. Preparar ponche en diciembre es más que seguir una receta: es un ritual doméstico. El hervor representa la paciencia que olvidamos tener con nosotr@s mism@s. El aroma que llena la casa recuerda que la vida ofrece segundas oportunidades cuando permitimos que lo dulce regrese.
En estas fechas, recuerda: entre el toloache y el ponche está tu poder. Tu capacidad de atraer, pero también de sanar. Tu sombra, pero también tu lux.
Aquí es donde todo converge: devoción, hogar, alimento y significado. La Virgen de Guadalupe simboliza cobijo, maternidad, consuelo y destino. Su energía favorece lo cálido, lo redondo, lo que abraza. Por eso, este día no se trata de llenar la casa de objetos, sino de darle intención a lo cotidiano.
En Feng Shui, el norte rige el rumbo, decisiones y la voz interna. Ahí debes colocar un recipiente con agua quieta y un cristal claro (como cuarzo), simboliza pedirle a la Virgen una guía sin ruido, una mente que no tiemble. El agua no adorna, refleja. El cristal no presume, ordena.
Este día conviene preparar algo sencillo pero profundamente simbólico, como semillas que representan continuidad del linaje, abundancia, fuerza vital. Comer semillas (nuez, almendra, pepita) es pedirle a la Virgen que lo que sembraste este año germine y se multiplique.
También está el chocolate caliente, alimento ritual desde las culturas originarias. Su amargor dulce recuerda que la vida es mezcla, que la riqueza nace de integrar sombras y lux.
Beber chocolate el día 12 es un acto de consuelo y protección, un modo de decir: “Aquí estoy, sostén mis pasos”.
¡Bendecida semana de lux!