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(Foto: Especiales)
En una ocasión, impulsado por la rabia tras un intento de atropello en su contra, disparó seis veces en un parque, hiriendo de muerte a un joven llamado Xavier. Esta acción resultó en su detención y un juicio que tomó cuatro años en resolverse.
Rosales recuerda con dolor la reacción de la familia de la víctima y la de su propia madre, quien gritó y lloró al escuchar su sentencia, como si él hubiera muerto. “Yo no quise mirar. Sabía que si la volteaba a ver me iba a destrozar”, recuerda Rosales. “Ella suplicaba que no se llevaran a su hijo, no fue fácil”.
En prisión, Rosales experimentó miedo y soledad, pero también encontró un espacio para reflexionar sobre sus decisiones y cambiar su perspectiva. Pidió ser trasladado a un área sin miembros activos de pandillas, donde pudo enfocarse en su rehabilitación.
Hoy, a los 34 años, participa en programas como el Youth Offenders Program y Camino, que incluyen actividades como entrenar perros rescatados para convertirlos en animales de terapia.
Este programa no solo le ha enseñado empatía, sino que le ha permitido contribuir a la comunidad de manera significativa.
Rosales también actúa como mentor para jóvenes que enfrentan los mismos desafíos que él enfrentó en su adolescencia. Enseña a los participantes a reconocer su valor, manejar sus emociones y visualizar un futuro diferente.
Para él, esta labor es crucial, ya que le recuerda su propia juventud y el potencial que vio desperdiciado en sus primeros años. Su meta es ayudar a los jóvenes a darse cuenta de que pueden construir una vida distinta, libre de violencia y llena de posibilidades.
En la actualidad, Rosales mantiene una relación cercana con su familia, quienes lo visitan y lo apoyan. A seis años de tener la posibilidad de libertad condicional, está enfocado en continuar su educación, seguir ayudando a otros y en vivir una vida que inspire orgullo en su familia y en él mismo.
Su mensaje para su yo de 14 años es claro: “Están orgullosos de ti”, concluyó.
Desde el principio hasta cuando me sentenciaron, no entendía por qué me dieron esa sentencia de por vida. Mi abogado me dijo que ellos querían asegurarse que no saliera”, mencionó Fidel Rosales, preso por homicidio.








