“Total, que unas calles antes de llegar al lugar me dijo: ‘voy a bajar rápido, no me tardo ni un minuto, ella se queda contigo’.
“Yo creí que iba a comprar vicio, pero no. Casi al instante se empezaron a escuchar los cacahuatazos y el chavo salió corriendo con la pistola en la mano: ‘pélate, carnal, o nos carga la chingada’.
“Detrás de él unas cinco personas salieron echando bala, yo le pisé a todo lo que daba mi taxi. Los chavos se escondieron en el asiento trasero y a mí, las balas me rompieron el medallón y una bala se clavó en el estéreo.
“Total, que me pagó muy bien el medallón, la dejada y el estéreo. Llegué a la casa y guardé el coche, me puse a limpiarlo y, al día siguiente, vi las noticias en la tele y compré los periódicos para ver si había salido algo, pero nada.
“Saqué mi taxi hasta la semana siguiente, pero vivo de milagro”, concluye.