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Pero lo que sí había era gente deambulando, buscando, preguntando por sus familiares, por los tripulantes.
Mariana pensó que tenía que hacer algo, que no podía quedarse inmóvil ante de la tragedia. Lo único que se le ocurrió fue bucear como lo hace desde hace 10 años. Al día siguiente, volvió al muelle con su traje de neopreno, sus aletas y su snorkel.
En cuanto la vieron llegar con el equipo de buceo, los familiares de los tripulantes la detuvieron y le pidieron que los ayudara.
Mariana buceó junto con José Mandujano, Víctor Almazán, su hermano Micky y todo el equipo de Acuamundo.
El buceo lo hicieron con la técnica apnea, a pulmón. Comenzaban a las 10 de la mañana y terminaban a las 3 de la tarde.
Encontraron documentos, credenciales, ropa, pero ningún cadáver, porque la mayoría de ellos estaban entre las embarcaciones.
Mariana hasta ahora no sabe nada de su amigo.