Monté a otro como loca mientras mi hombre dormía

Monté a otro como loca mientras mi hombre dormía

(Foto: Archivo El Gráfico)

Sexo 16/12/2020 16:27 Helena Danae Actualizada 16:27
 

Hola, mis amores, feliz miércoles tengan todas y todos. Hoy quiero contarles cómo me metieron tremendo cogidón, que me quedé en un orgasmo que parecía infinito, pero delicioso. 

Esta anécdota no la había platicado porque fue prohibida o eso creía yo. 

Fuimos de visita a Querétaro a acampar con unos amigos y yo le traía ganas desde hace un tiempo a uno de ellos. Una noche, después de estar en la fogata hasta tarde, mi marido se fue a acostar y nos quedamos sólo él y yo, platicando sobre cuáles eran nuestras posiciones favoritas. 

Después de un rato de conversación, le dije que tenía frío. ‘La vieja confiable’ para que pudiera abrazarme, en modo tierno, él fue por una cobija y me la puso en la espalda. No pude más que voltear los ojos hacia arriba, porque no había entendido mi señal; pero aún no terminaba de hacer mi berrinche, cuando sentí cómo su mano iba bajando hacia mi teta, acariciando y pasando sus dedos por mis pezones erectos. 

Al final, mi indirecta sí fue captada. Su boca bajó a besar mi cuello y yo solo podía morder mis labios y restregar su mano más duro contra mi teta. Sus manos frías entraron por debajo de mi chamarra, para sentir el calor de mi piel y así estuvimos besándonos, mientras él me manoseaba. 

Entonces, sentí cómo su pepino se iba poniendo duro contra mi espalda, estaba excitándose de tocar mis lolas y ver cómo apenas cabían en sus manos. Me puse de pie y lo senté a él en la silla, me paré enfrente y levanté el cobertor para que pudiera ver cómo iba bajando mi pantalón con todo y calzones; cuando giré para ver su expresión, él ya tenía su miembro super duro fuera del pantalón, mojé mis dedos con su saliva y me la apliqué como lubricante. En ese momento no pensé en nada más que tenerlo dentro; incluso, olvidé que mi marido estaba dormido en una de las casas de campaña, al lado.

Me senté sobre su pistola bien dura y comencé a montarlo como loca, los gemidos iban escapándose de mi boca y él la tapó con sus manos y metió dos de sus dedos en mi boca, abriéndola a todo lo que daba, yo seguía subiendo y bajando, notando cómo escurría mi flujo por nuestras piernas. 

Él optó por meterme sus cuatro dedos dejando mi boca llena, comenzó a meterlos y sacarlos, como si le estuviera mamando la mano. Cuando él empezó a sentir eso, sólo pudo decirme: “Estoy a punto de venirme dentro de ti”; eso me excitó aún más y comencé a moverme más cachondo para hacerlo terminar. Cuando acabó, presionó mi lengua contra mi paladar y eso me hizo terminar a mí también, muy rico. 

¡Les mando mucho amor!.

 

 

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