Hice el delicioso ¡en las regaderas!

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(Foto: Archivo, El Gráfico)

Sexo 14/08/2019 05:18 Helena Danae Actualizada 11:07
 

Hola, mis amores, les deseo hermoso miércoles y que su día mejore con mis fotos y palabras, esta vez lean imaginando que les relato al oído, sientan el vapor de mi boca en su oreja y cómo el calor de mis palabras inunda su cabeza y se enchina su piel.

La semana pasada fuimos a la playa y mientras nadábamos con snorkel, hice travesuras y le mostré a uno de los chicos con los que íbamos, a mi amiguita. Nadé para acercarme a él y cuando sumergió su cabeza, hice a un lado mi traje de baño y saqué mis tetas del top, él levantó rápido la cabeza y vi sus ojos como canicas, no pude aguantarme la risa y vi cómo su cara requemada se puso roja. 

Regresamos a la lancha y de ahí, a la playa, cuando llegamos había regaderas para quitarnos la arena. Me quedé sentada tomándome una cerveza, mientras la gente se enjuagaba, él se acercó a mí y platicamos lo de siempre para conocernos, pero jamás le dije a qué me dedicaba. Quise que esta vez todo fuera como antes, simple y sencillo.

La gente comenzó a irse, me puse de pie y le di la mano para que él lo hiciera, caminamos hacia los cuartos de las regaderas que solo tenían una cortina, entré en uno y él en otro al lado mío; me quité mi traje de baño rosa con barbitas en la parte de las lolas y me enjuagué toda la arena, asomé mi cabeza por la cortina y no vi a nadie, así que me colé a la regadera de él.

Tenía los ojos cerrados, así que no se dio cuenta, iba a acercarme pero me quedé parada frente a él con un brazo tapándome los senos y con la mano mi entrepierna. Cuando abrió los ojos tuvo esa misma mirada que cuando estábamos en el mar. Sonreí, saqué mi mano para tomar un condón de mi bolsa que se había quedado afuera del cuartito y se lo di; él se quedó por unos segundos sacado de onda, hasta que me le colgué del cuello.

Le dije que no era obligación y si no quería, no habría problema, pero ni siquiera pude terminar de hablar cuando él me cargó y empezamos a besarnos. Sus manos agarraban mis nalgas para tenerme cargada y las apretaba con cada beso que nos dábamos, su boca se desvió a mi cuello y mis lolas, chupó mis pezones hasta dejarlos muy duros, empecé a sentir cómo mi entrepierna se ponía húmeda.

Bajé un pie y tomé mi otra pierna con mi brazo, mi amiguita quedaba completamente abierta y empecé a masturbarme, a tocarme para que él se sintiera más listo. Se bajó el traje de baño, se puso el condón y levantó más mi pierna, apuntó a su amigo y me lo metió hasta el fondo.

Así, con una pierna arriba, mi cadera se movía a su ritmo y mi cuerpo se ponía chinito, con mi mano libre empecé a dar pellizquitos a mi clítoris y junto con la idea de que alguien podría escucharme gemir, logré terminar llenando a su amigo de mi jugo y quedando roja y jadeando, sin aliento y empapada de sudor y de mi jugo.

Ya estaba un poco floja porque el orgasmo me había agotado, cuando él comenzó a cogerme con más fuerza, de pronto una metida hasta el fondo y sus ojos se pusieron blancos. Supe que había terminado y que había explotado mientras me cogía.

Espero que puedan imaginar cada detalle de este relato. Los adoro y los espero en mis redes sociales. Nos leemos la próxima semana.

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